Análisis | Països catalans
El PP valenciano no tolera ni la televisión... si es en catalán
La negativa a que se sintonice TV3 en el País Valencià va más allá de una lucha de administraciones autonómicas por el control mediático, ya que busca atacar la identidad valenciana y romper sus lazos con el resto de los Països Catalans.
Martxelo DÍAZ
Decenas de miles de personas se manifestaron el sábado en defensa de la identidad valenciana, que este año se concretó en la reivindicación de poder seguir sintonizando TV3 y la denuncia de los recortes sociales por parte de la Generalitat del PP.
La reclamación del derecho a poder sintonizar TV3 en el País Valencià fue el reflejo del hastío de la ciudadanía valenciana hacia la Generalitat que preside Francisco Camps (PP) y su política de españolización y de ataque a la cultura y a la lengua propias. Decenas de miles de personas se manifestaron el pasado sábado en València con motivo de la conmemoración de la Batalla de Almansa (1707), en la que el triunfo del aspirante borbónico, Felipe V, supuso la eliminación de los fueros valencianos. Tradicionalmente, la batalla se conmemora el 25 de abril, pero este año se adelantó para no coincidir con las vacaciones de Semana Santa.
La llegada de la TDT ha sido la excusa que la Generalitat valenciana ha empleado para impedir que se siguiera sintonizando TV3, la televisión autonómica del Principat, en el País Valencià, una maniobra que recuerda a lo que sucede con ETB en Nafarroa.
De este modo, el PP de Camps impedía que se sintonizase una televisión que no controlaba y que permitía a la ciudadanía valenciana tener acceso a un medio en catalán frente a una televisión autonómica propia, Canal 9, marcada por el control político y la censura de temas como la trama Gürtel de corrupción que ha sacudido también a a la derecha valenciana y que lingüísticamente opta por el secesionismo.
Y es que la derecha valenciana lleva apostando desde hace décadas por eliminar cualquier referencia común que pueda recordar la existencia de una nación llamada Països Catalans y para ello la cuestión lingüística ha sido una de los principales caballos de batalla. Es el denominado blaverismo (en referencia a la banda azul -blau- que tiene la senyera valenciana y que la distingue de la cuatribarrada original), que ha impulsado una supuesta lengua distinta al catalán, el valenciano, basada en la potenciación de elementos dialectales del sur de los Països Catalans y la creación de una Academia de la Lengua diferenciada.
El proceso de eliminación de referencias llega incluso a la denominación del territorio. La derecha opta por la fórmula oficial de «Comunidad Valenciana» frente a la tradicional de País Valencià, que parece recordar demasiado que las comarcas de València, Alacant y Castelló se enmarcan en una realidad más amplia, la de los Països Catalans, entendidos como el junto de los países o zonas en las que se habla la misma lengua, el catalán.
Por tanto, el rechazo a que se sintonice TV3 en el País Valencià no es sólo una medida para el control mediático entre administraciones autonómicas, sino que se enmarca en la lucha por la propia identidad y sus lazos con los vecinos situados al norte de Vinaròs.
La actriz Pepa López, la encargada de leer el comunicado tras la manifestación del pasado sábado en nombre de Acció Cultural del País Valencià (ACPV), se hizo eco de este sentimiento y denunció que la prohibición de la captación de TV3 por parte de la Generalitat de Camps se debe a «la manía de convertir nuestro país en una mala copia de Castilla, en un souvenir de todo a cien, en una playa sucia y triste al servicio de Madrid».
En este sentido, no se puede olvidar que el proceso de erradicación de la identidad propia del País Valencià ha venido acompañado por una agresión brutal al territorio mediante la urbanización salvaje de la costa mediterránea al servicio de grandes intereses especulativos del sector inmobiliario, que, según se ha denunciado repetidamente, mantienen estrechos lazos con el poder político.
Porque tampoco se puede olvidar que además del propio Camps, imputado por cohecho impropio por haber recibido trajes supuestamente como contraprestación a concesiones, en las listas del PP se incluyen varios candidatos más sobre los que pesa la sospecha del enriquecimiento ilícito.
Tampoco se puede olvidar que la captación de TV3 en el País Valencià se logró gracias a la iniciativa social, liderada por ACPV, que colocó repetidores en distintas comarcas y que desde hace cuatro años se ha tenido que enfrentar a multas y expedientes por parte de la Generalitat valenciana que han puesto en peligro su propia existencia como asociación cultural.
«Detestan la lengua del país, porque no soportan verla abierta al mundo con naturalidad», denunció López el pasado sábado. Y una muestra de este autoodio hacia la propia identidad quedó en evidencia en esa misma movilización, cuando el Ayuntamiento de València, dirigido por Rita Barberà (también del PP), no concedió el permiso para que el reconocido cantautor catalán Lluís Llach pudiera instalar un escenario para interpretar algunas canciones, en lo que suponía su retorno a las tablas tras su retirada.
En la ciudad del circuito urbano de Fórmula 1 y del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, presentadas como el paradigma de la modernidad, se le niega al derecho a actuar a uno de los artistas más referenciales de la canción en catalán en todo el mundo. Su actuación encima de un camión es todo un símbolo de la persecución a la identidad propia en el País Valencià por parte de sus gobernantes.