Tres sorpresas en ocho enfrentamientos para empezar. Aunque una lo fue a medias. Atlanta Hawks le robó el factor cancha a Orlando Magic tras lograr una importante victoria en Florida por 103-93. Pero eso fue la madrugada del domingo. La tarde-noche siguiente deparó los mayores contratiempos para dos de los grandes favoritos a todo.

San Antonio Spurs se vio superado por Memphis Grizzles (101-98), mientras que Los Angeles Lakers rozaron el ridículo ante unos profesionales Hornets de Nueva Orleáns (109-100).

Además, en otros encuentros de la jornada, los Celtics de Boston lograron su primer punto ante los Knicks de Nueva York (87-85), y Oklahoma City Thunder hizo lo propio ante los Denver Nuggets por 107-103.

El duelo entre Spurs y Grizzlies estuvo marcado por las bajas. El argentino Manu Ginobili no pudo jugar con los Spurs por un esguince en su codo derecho, y Rudy Gay estará fuera el resto de la temporada por otra lesión en el brazo izquierdo.

Matt Bonner casi da la vuelta

Los tres últimos minutos fueron una locura con Matt Bonner como protagonista. El ala pívot de los Spurs, que prefiere jugar más allá de la línea de siete metros, acortó distancias cuando su equipo perdía por cuatro puntos para dejar el partido en 94-93 a falta de dos minutos.

Unos segundos más tarde volvió a enchufar otro triple vital para poner por delante a los Spurs (98-96). Entonces apareció Shane Battier para lograr otro importante triple, y volver a poner el marcador a favor de los Grizzlies (98-99).

Tras un balón perdido y varios tiros libres, San Antonio atacó en los últimos segundos para igualar el marcador y forzar la prórroga. En ese momento Richard Jefferson quiso asumir una responsabilidad que se le había escapado a lo largo del choque con un triple frontal, cuando podía haber doblado perfectamente el balón al enrechado Bonner. Jefferson falló y el luminoso se quedó en 101-98.

De esta manera, Memphis Grizzlies lograba su primera victoria en play-off después de tres apariciones consecutivas a mediados de la pasada década, en las que nunca lograron ganar y acumularon 12 derrotas. El octavo clasificado ganaba al líder, y saltaba la primera sorpresa.

Chris Paul, increíble

Todavía no habían acabado las hostilidades en el AT&T Center de San Antonio cuando la pelota echaba a botar en el Staples Center de Los Angeles. Los Lakers se las prometían felices, y además la estadística decía que el segundo clasificado nunca perdía el primer partido de la serie contra el séptimo desde que los playoffs se abrieron a 16 equipos a mediados de los años 80.

Sin embargo, los Lakers parecieron un equipo desdibujado. Como esas grandes bandas de rock n' roll repletas de ego en las que sus estrellas apenas pueden mirarse a la cara. Quien hizo la guerra, la hizo por su cuenta y algunos, como Pau Gasol, Lamar Odom o Andrew Bynum, es posible que ni la hicieran.

En Nueva Orleans lo tuvieron claro y Chris Paul fue la piedra angular. Brilló tanto que Phil Jackson no pudo pararlo pese a buscar diferentes combinaciones defensivas. Con 36 puntos, 7 rebotes, 14 asistencias y 4 robos, Paul se bastó para acabar con unos Lakers que nunca pudieron salir del rebufo de unos Hornets que se impusieron por 109-100. En esta ocasión, fue el séptimo clasificado el que le ganó al segundo. Por primera vez. Y saltaba la segunda sorpresa.