Como excepción a la regla, es probable que hoy haya un jugador rojiblanco esperando que la jugada no le salga bien al Athletic. O al menos no del todo. El club ha presentado alegaciones por las amarillas que vieron en Iruñea Gorka Iraizoz, Iker Muniain y Xabi Castillo y que, como sucede con Ander Iturraspe, les impedirían enfrentarse a la Real. Y por mucho sentido de equipo que tenga uno, a nadie se le escapa que si el Comité de Competición no retira la quinta cartulina del guardameta navarro, Raúl Fernández cumplirá el sábado su gran sueño, debutar con el primer equipo rojiblanco.

Una ilusión que el portero (Bilbo, 13/3/1988) viene macerando prácticamente desde que se vistió sus primeros guantes. No en vano ingresó en Lezama con apenas diez años, para recorrer todos los escalones de la cantera rojiblanca. O casi. Porque en noviembre de 2007, siendo guardameta del filial, rozó el sueño con la punta de los dedos, sentándose por primera vez en el banquillo de la Catedral, ante la ausencia de Iraizoz y con Dani Aranzubia bajo palos. Pero para dar el siguiente paso, ser integrante de pleno derecho del primer equipo, tuvo que esperar casi tres años más. Tras dos cesiones consecutivas en Segunda B -Conquense y Granada-, Raúl regresaba el pasado verano al Athletic, para cubrir las espaldas de Iraizoz.

El penúltimo escalón -asentarse en la titularidad sería la cima-, debutar de manera oficial con el primer equipo, se ha hecho esperar otros nueve meses.

El jugador, como muchos otros, esperaba que se hubiese producido antes. Aunque las irregulares actuaciones de Iraizoz en los primeros meses de temporada y la dilatación en el tiempo de las negociaciones para su renovación provocaron que más de una voz reclamara una oportunidad para Raúl, la jerarquía en la portería rojiblanca nunca ha estado en duda. El navarro es el titular indiscutible y el bilbaino, sin la más mínima experiencia en Primera, su guardaespaldas. Pero la temporada suele tener su oportunidad reservada para los guardametas que la esperan con paciencia en el banquillo. Aunque lo sucedido en su día con Armando permitiera prever que Joaquín Caparrós apostara también en Copa por su cancerbero titular, para Raúl supuso una decepción no ponerse los guantes en el torneo. Ni siquiera en la primera eliminatoria, ante un equipo de Segunda como el Alcorcón, tuvo el bilbaino la posibilidad de demostrar que, aunque sea a medio plazo, puede estar en el once rojiblanco.

Entrenamientos y bolos se han convertido, así, en el único campo de batalla de Raúl. Con una fecha señalada en rojo. La del pasado 26 de marzo, cuando Athletic y Celtic disputaron en San Mamés el amistoso en favor del fútbol vizcaino. El techo del equipo (196 centímetros, uno más que Fernando Llorente y cuatro más que Fernando Amorebieta) no sólo saltó por primera vez al césped de la Catedral, sino que acabó entre los destacados de la noche. No es que los escoceses le sometieran a un examen continuo, pero respondió de manera excepcional cada vez que le pusieron a prueba. Al menos tanto como para que la afición, que apenas le conocía, solventara las dudas que pudiera albergar. Y quién sabe si también para cambiar la perspectiva de los responsables técnicos del club, en el que su futuro no está todavía asegurado.

El sábado, si una alegación no lo impide, se enfrentará a un test de bastante mayor enjundia. De nuevo en San Mamés, pero esta vez en competición oficial y con la disputa de tres puntos que se preven vitales en la batalla europea del equipo.

Novedades

Su presencia en el once puede no ser la única novedad en el derbi. También a expensas de lo que decida Competición, Iker Muniain, Xabi Castillo y Ander Iturraspe pueden perder su plaza. Salvo sorpresa, los beneficiados serán Igor Gabilondo, Koikili y Javi Martínez.

Habrá que esperar, además, a conocer la evolución de Carlos Gurpegi, tras el golpe que sufrió el domingo en la cabeza. Y también a ver si el regreso de Fernando Amorebieta a la titularidad, dos meses después de que actuara de inicio ante el Barcelona, convenció a su técnico.