Belén MARTÍNEZ Analista Social
A quienes instan a denunciar siempre
En las Metamorfosis de Ovidio, Tereo, esposo de Procne, viola a la hermana de ésta, Filomena, y le arranca la lengua para que no cuente lo ocurrido («la boca muda no tiene medios de denunciar el hecho»). Hasta aquí, el mito.
Durante su detención incomunicada, Beatriz Etxeberria denunció haber sufrido golpes, la bolsa y restregamientos, así como amenazas constantes dirigidas contra ella, su compañero y su familia. «Me ponen a cuatro patas encima de una especie de taburete. Me dan vaselina en el ano y en la vagina y me meten un poco un objeto». «Te voy a poner en pelotas, te tiro a la nieve y te voy a abrir en canal». «Te voy a destrozar toda por dentro para que no puedas tener pequeños etarras».
En la mitología, Tereo viola y mutila. Fuera de la fábula, quienes simbólicamente pretenden enmudecer a Beatriz son el forense y el juez. ¿Acaso no existen indicios suficientes? ¿El hecho de ser una activista vasca resta credibilidad y fiabilidad a su testimonio?
Lo que me sorprende e indigna es la ausencia de Procnes que, haciendo suya la causa de la defensa de la integridad del cuerpo de las mujeres, su soberanía y su libertad, denuncien con firmeza estos hechos, como se hace en otras circunstancias, en las que la ideología de la denunciante no es relevante. Beatriz negó, ante el juez, la declaración policial y denunció haber sido torturada. Una tortura con marca de género y connotación claramente sexual. El silencio contribuye a la invisibilización de la violación y a la despolitización del género, así como a la desnaturalización de la violencia sexual en el ámbito político, jurídico y mediático.