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El Museo San Telmo abre hoy, por fin, todas sus salas al público

Según dijo, el pasado 28 de marzo no pudo asistir a la inauguración del Museo San Telmo -fue «in extremis», al filo de la precampaña electoral-, pero sí ayer, víspera de la apertura al público de las salas de su colección permanente. En semejante marco, el lehendakari Patxi López habló de la pluralidad del pueblo vasco y de la importancia de la Cultura.

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Amaia EREÑAGA | DONOSTIA

El de San Telmo debe de ser uno de nuestros museos más publicitados, a la vista de las ruedas de prensa y convocatorias varias que ha provocado. Sin embargo, tras su inauguración «express» el pasado 28 de marzo, con sólo parte de su zona expositiva abierta, ha habido que esperar hasta ahora para conocer los contenidos reales y definitivos de la remodelada pinacoteca con la apertura al público de su exposición permanente. O, como apuntaba el día de su inauguración el alcalde, Odón Elorza, para verlo al cien por cien.

El público lo podrá comprobar desde hoy mismo. Ayer era el turno institucional, con la visita de Patxi López, acompañado por el alcalde donostiarra y la directora de Cultura de la Diputación de Gipuzkoa, María Jesús Aranburu, involucrada en este proyecto desde hace veinte años. Todo el museo se articula alrededor del precioso claustro, con las salas que lo circunvalan tanto en la planta baja como en el primer piso -hay un total de 2.100 metros cuadrados de exposición permanente-, y allí también tuvieron lugar los discursos sobre lo que Susana Soto, directora del museo, calificó como «museo de museos».

Desafíos y reflexiones

Lo cierto es que en esta nueva etapa, y tras la remodelación y ampliación efectuadas durante cuatro años, San Telmo amplía sus fondos con nuevas adquisiciones y la incorporación para la exhibición de los fondos de Gordailu, el centro patrimonial de la Diputación de Gipuzkoa. Todo ello para un museo que busca ir más allá de lo meramente etnográfico y que, además de servir de «ventana» a otros museos de este estilo, es todavía más ambicioso: se plantea como el Museo de la Sociedad Vasca y de la Ciudadanía, que busca provocar en quienes lo visiten la reflexión sobre la actualidad a través del análisis de nuestro pasado.

Un pasado que, para Patxi López, demuestra que la sociedad vasca siempre ha sido plural -el lehendakari enfatizó el término repitiéndolo en su discurso varias veces- y que este es un país tradicionalmente de convivencia. Iniciativas como ésta «ayudarán a construir Euskadi como proyecto colectivo», dijo, y nos hacen cuestionarnos «nuestra historia y, a la vez, sobre nuestros desafíos colectivos presentes y futuros, evitando en este proceso recurrir a la salida fácil de las respuestas uniformes».

Si hasta ahora, los visitantes sólo habían podido conocer la zona de la iglesia y el edificio ampliado gracias la exposición temporal audiovisual «6 mil millones de Otros», ahora por fin podrán conocer las «tripas» del museo, que ha sido dividido en áreas temáticas. Tras pasar por la iglesia y conocer la historia del edificio (convento, cuartel militar y luego museo), en los dos pisos se recorren diferentes salas siguiendo la huella de nuestra historia gracias a numerosos objetos y restos, apoyados en audiovisuales y sistemas interactivos. Un aviso: hace falta ir con tiempo, ya que la avalancha de información es importante.

EL RECORRIDO

Una vez conocida la historia del edificio, tras visitar la iglesia y con el claustro como referencia, en la primera planta se propone un recorrido desde la Prehistoria hasta el siglo XVIII. En el primer piso, la Modernidad y tiempos más recientes. Esta zona acoge también la colección histórica de arte del museo.

Ficha

Lugar: Museo San Telmo (Donostia).

Entrada: Hoy, como todos los martes, es gratuita. Resto de los días 5 euros (hay reducciones).

Horario: Martes a domingo, 10.00-20.00. Lunes, cerrado.

El collar de Praileaitz y otras joyas a no perderse

Las estelas discoidales han sido siempre las «joyas de la corona» del Museo San Telmo. La pinacoteca tiene una colección de las mejores y más completas que existen, que permiten visualizar a su vez la relación de nuestros antepasados con la muerte y la simbología astral anterior al cristianismo. Al parecer, les ha salido un competidor importante, ya que, cedidos por Lakua, se exponen por primera vez los colgantes magdalenienses hallados en la cueva de Praileaitz (Deba), un santuario prehistórico todavía en peligro. Hay muchas otras joyas: la espada de Boabdil, el libro de ejercicios espirituales de Ignacio de Loiola, un Seat 600, pegatinas y carteles de los 70, la guitarra de Mikel Laboa... A.E.

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