Nestor Silva Ibañez ha presentado ante el Juzgado de Instrucción de Guardia de Gasteiz un escrito del que se deduce que está siendo objeto de presiones por parte un presunto miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Según consta en ese documento, difundido por el movimiento pro amnistía, la mañana del pasado 24 de marzo, una persona hizo una llamada a su teléfono desde un número oculto. Fue la madre del joven quien contestó en primer lugar; el hombre que hizo la llamada se identificó como «un colega» que quería hablar con su hijo.

Al ponerse al aparato Nestor Silva, el comunicante anónimo le intentó tranquilizar señalando que era un funcionario, sin especificar nada más. Añadió que sabía que su situación era «atípica» porque, a su juicio, había pagado una fianza baja. Lo cierto es que el joven independentista tuvo que depositar 6.000 euros para recuperar la libertad, hecho que se había producido apenas dos días antes, el 22 de marzo.

Silva fue uno de los 36 jóvenes vascos arrestados durante la macrorredada dirigida por el juez Fernando Grande-Marlaska en noviembre de 2009, que decidió enviarle a prisión, como a la mayoría de los detenidos, acusándole de militar en Segi. Como muchos de sus compañeros detenidos, según relató posteriormente, fue torturado durante el periodo de incomunicación.

Cita a la que no acudió

Como suele suceder en este tipo de actuaciones parapoliciales, el comunicante anónimo quiso concretar un encuentro con Nestor Silva para «hablar tranquilamente», a lo que el respondió que no tenía ningún interés en ello. No obstante, el supuesto policía le citó en el centro cívico Europa, cerca de su domicilio, pero le dijo que no y colgó. Durante los quince minutos posteriores, el joven recibió otras dos llamadas desde número oculto, a las que ya no respondió.

En el comentado escrito, el joven gasteiztarra explica que creyó reconocer la voz anónima como la de uno de los agentes de la Policía española que participó en su detención, el 24 de noviembre de 2009. Puntualiza que durante su arresto no pudo ver a ninguno de los policías que participaron en el mismo, pero cree que la voz del comunicante anónimo se corresponde con la del que parecía realizar las labores de mando.

Por todo ello, su defensa ha solicitado al juzgado que realice las diligencias oportunas para averiguar el origen de las llamadas y la identidad del presunto funcionario.