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Finales ligueros siempre al filo de la navaja

La adrenalina, sempiterna compañera de viaje rojilla

Como con Ziganda y Camacho, el Osasuna de Mendilibar también llega al tramo final de la competición doméstica obligado por la necesidad de sumar dos victorias y pico en un calendario con difíciles rivales.

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Natxo MATXIN

Osasuna no puede pasar sin su dosis anual de adrenalina. Lo demuestra el hecho de que en los últimos años casi siempre ha acabado complicándose la vida hasta el extremo cuando previamente lo tenía todo en su mano para alejarse de los problemas. Y en esta ocasión, a la vista de cómo están transcurriendo los acontecimientos, todo apunta a que la historia con suspense va a volver a repetirse para chequear, una vez más, el corazón de los aficionados.

Hace apenas quince días a los rojillos les bastaba con poco más de dos triunfos para aliviar la tensión del graderío. Dos rivales asequibles por la reciente estadística visitaban El Sadar -Atlético y Athletic- y todo apuntaba a una coyuntura favorable para certificar la tendencia positiva iniciada con la llegada de Mendilibar. Sin embargo, la escuadra navarra, fiel a su idiosincracia, ha decidido volver a complicarse la vida y, lo que parecía un objetivo relativamente asequible, se ha tornado de nuevo en una meta complicada cuya consecución costará sangre, sudor y lágrimas.

En cualquier caso, tal y como ya se ha dicho, no es la primera vez que Osasuna se pone piedras en el camino de su historia más reciente. Tras el exitoso periplo europeo en la todavía Copa de la UEFA, Cuco Ziganda encaraba una nueva temporada -2007/08- con la ventaja de no exprimir a su plantilla con partidos entre semana, pero con el serio hándicap de ver cómo unos cuantos de los puntales de su once hacían las maletas rumbo a otros conjuntos.

Pese a ese contratiempo, el equipo fue manteniendo el tipo en la categoría e incluso se plantó en su tercio final con un bagaje de 34 puntos. El objetivo de la permanencia parecía un trámite en aquel momento, bastaba con sumar ocho puntos -finalmente se necesitó uno más- en la decena de envites que restaban, una tarea asequible.

Sin embargo, a los encarnados se les empezaron a torcer las matemáticas perdiendo en casa ante rivales de su liga -Betis y Recreativo-, si bien recuperando terreno fuera de casa con otras dos victorias ante Getafe y Espanyol. Apenas quedaban seis jornadas -como ahora- y a Osasuna le bastaba con una victoria y pico, pero de todos esos enfrentamientos sólo obtuvo un agónico triunfo ante el descendido Murcia (2-1) y llegó al último envite en Santander con la calculadora echando humo y la hinchada pendiente de lo que ocurría en Son Moix entre Mallorca y Zaragoza.

La experiencia no debió parecer a los navarros suficientemente intensa para sus corazones, porque al año siguiente repitieron, sólo que esta vez el propósito se complicó todavía más y sólo la coyuntura competitiva permitió que siguieran una temporada más en la élite.

Ante Barça y Real Madrid

José Antonio Camacho había tomado las riendas del equipo en la séptima jornada tras el fulgurante y sorprendente despido de Ziganda. Finalizó la primera vuelta con 13 puntos -unos guarismos que claramente llevaban a la categoría de plata-, pero la formación encarnada se reactivó en la segunda, aunque su reacción casi se quedó corta.

El punto álgido de dicha reanimación fue la victoria por 2-1 en el derbi frente al Athletic en El Sadar. Osasuna sumaba 35 puntos a falta de ocho jornadas, pero volvía a incurrir en los mismos errores para repetir la historia. Tras la victoria contra los leones, cuesta abajo y sin frenos -sólo dos empates ante el Valladolid de Mendilibar y Sevilla- para jugarse el todo o la nada en las dos últimas jornadas frente a Barcelona y Real Madrid, con la única opción de tener que derrotar obligatoriamente a los dos más grandes.

Lo que sucedió es de sobra conocido. Los rojillos sacaron adelante tales compromisos, no sin el decisivo factor favorable de que los culés, una vez ya campeones ligueros, estaban más pendientes de la final de Champions -que posteriormente ganarían al Manchester United-, y de que los merengues ya no tenían nada que hacer en la competición doméstica, con el añadido de toda una institución blanca en el banquillo navarro. Todo apunta a que esta vez también les tocará manejarse en las jornadas de la adrenalina.

Regreso al trabajo pendientes de la final copera

La plantilla osasunista regresa al tajo -Tajonar, 10.30- con la vista puesta en la final copera que disputa el Barcelona y las repercusiones que pueda tener en el estado físico de alguno de los jugadores culés. Mendilibar deberá buscar relevos a los ausentes Sergio, Puñal y Soriano.

Los juveniles jugarán la Copa frente al Madrid

No han tenido mucha suerte los juveniles rojillos en el sorteo de los octavos de la Copa, torneo al que accedieron tras quedar terceros de su grupo. Los de Mateo deberán medirse al Real Madrid, contra el que jugarán el 15 de mayo en Valdebebas y la vuelta el 22 en Tajonar.

Frente al Valencia, el domingo, 1 de mayo, a las 21.00

Ayer se conoció el horario del siguiente encuentro casero de Osasuna en el que el Valencia visitará El Sadar. Los rojillos se enfrentarán a la escuadra che el primer día de mayo, domingo, a partir de las 21.00 con las cámaras de Canal Plus como testigos del enfrentamiento.

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