El PSE considera que la central nuclear de Garoña «ha cumplido la vida útil para la que fue diseñada» y reitera que ésta cerrará sus puertas en julio de 2013 siguiendo el compromiso formulado por el Gobierno de Rodríguez Zapatero. De este modo se pretenden evitar «riesgos futuros imprevisibles», como los acontecidos en la central japonesa de Fukushima, gemela de la planta burgalesa.

En un artículo publicado ayer en el boletín interno del PSE, la parlamentaria Natalia Rojo reconoció que lo ocurrido en la central japonesa ha demostrado la existencia de riesgos que están fuera del alcance humano y de su capacidad de previsión. Por ello, hizo una apuesta en pro de las energías «seguras, limpias y baratas», destacando las energías renovables, y las políticas relacionadas con la aplicación de las mismas.

Además, abogó por la sensibilización y solicitó la puesta en marcha de campañas informativas que tengan como objeto promover el ahorro energético entre la ciudadanía.

Para Rojo, el incidente de Fukushima hace que actualmente «no sea tan descabellado» plantear medidas de ahorro energético en distintos foros políticos. Es más, señaló que «ahora sí que parece sensato referirse al consumo, al colectivo y al individual, para determinar por qué recorrido avanzar».

Rédito político

Asimismo, en su artículo, Natalia Rojo afirmó que esta postura, apoyar el cierre de Garoña e impulsar las energías renovables, ha sido la que «siempre ha sostenido» el PSE, «lejos de oportunismos políticos, cuando no había elecciones».

Sin embargo, parece entrar en contradicción con la posición adoptada por el PSOE, que firmó un acuerdo con el PNV en Madrid para alargar la vida de las centrales nucleares.

No obstante, Rojo defendió la actuación de la dirección del PSOE y recordó que el Gobierno español tomó la decisión de cerrar Garoña antes del suceso en Fukushima, cuando, según subrayó la portavoz del PSE en la comisión de Medio Ambiente del Parlamento de Gasteiz, «no había alarmas».