Bruselas estudia implantar cuotas de pesca individuales para cada nave
La comisaria de Pesca de la Unión Europea, María Damanaki, tiene sobre la mesa un plan para reformar el sector pesquero que probablemente cause importantes controversias. El objetivo declarado es compatibilizar, en la medida de lo posible, el mantenimiento de las flotas con la supervivencia de las especies. Los grandes afectados, sobre todo los estados español y francés, no ven con buenos ojos la implantación de cuotas individuales para cada barco.
Yann OLIVIER | BRUSELAS
Bruselas contempla una reforma de amplitud de la pesca en la Unión Europea, creando un mercado de cuotas de capturas concedidas a los pescadores y fijando el objetivo de reconstituir las especies en peligro de aquí a 2015, aún a riesgo de tratar con brusquedad a los grandes estados afectados, como el francés y el español.
Según un proyecto de reforma al que ha tenido acceso France Presse, y que está previsto que se haga público en julio, la comisaria europea de Pesca, María Damanaki, se fija el objetivo de alcanzar «no más tarde de 2015» una pesca sostenible que no ponga en peligro la reconstitución de las reservas.
En este sentido, prevé una pequeña revolución con la instauración de las cuotas individuales transferibles, fijando para cada nave pesquera una cantidad máxima de capturas autorizadas y que podría ser vendida a otros pescadores que naveguen bajo pabellón del mismo estado. La creación de este «mercado de las cuotas» constituiría, según Bruselas, un importante medio de ajuste de las flotas pesqueras.
Quedarían excluidos de esta norma los barcos con menos de doce metros de eslora, con el fin de evitar que las grandes empresas industriales absorbieran a las flotas artesanales.
Bruselas también contempla la prohibición de rechazar ejemplares, obligando por ejemplo a los pescadores a desembarcar en puerto todos los peces capturados, incluidos los más pequeños que hasta ahora eran de nuevo arrojados al mar, con el fin de contabilizarlos en sus cuotas.
Reforma sí, revolución no
Estados afectados como el español o el francés, respectivamente números uno y dos del sector, estiman que la propuesta va demasiado lejos, según confiesan fuentes diplomáticas. Concretamente, el Estado español se opone «a una prohibición generalizada de las devoluciones» al mar, mientras que París es «favorable a una reforma, pero no a una revolución que haga tabla rasa con el pasado».
En Dinamarca, donde se puso en marcha un mercado nacional de cuotas individuales transferibles, la flota se redujo en tres años en un 30%. Experiencias similares se han vivido en Holanda y Estonia.
Los partidarios del sistema subrayan que de este modo los pescadores tomarán así conciencia de los recursos, para un día poder vender al mejor precio posible. Un diplomático francés reconocía que las cuotas individuales tienen la ventaja de evitar, en algunos casos, las oleadas de peces, de las cuales sólo tienen salida los primeros que llegan a puerto.
Para algunos estados, 2015 es una fecha demasiado cercana para lograr un equilibrio entre el mantenimiento de las flotas y el de las especies, y abogan por posponerlo hasta 2020.
Continúan sin éxito las labores de búsqueda de los dos marineros -uno gallego y otro africano- desaparecidos en aguas al oeste de Senegal tras caerse de los atuneros «Galerna» y «Juan Ramón Egaña», ambos con base en Bermeo.
Pescadores de Mauritania y Senegal denunciaron la pasada semana ante la Comisión Europea (CE) los excesos de capturas en sus aguas por parte de los barcos europeos, que en su opinión «amenazan» su medio de vida. Los pescadores africanos solicitaron a la comisaria europea de Pesca, María Damanaki, un mayor control de Bruselas, porque las flotas artesanales de los países costeros compiten en desigualdad de condiciones con los navíos de la UE, de grandes dimensiones.
El pescador de Mauritania Ismael Lebaye subrayó que hay demasiados barcos de la Unión Europea y de Rusia faenando en los caladeros africanos, mientras que el senegalés Ameth Wade criticó que se invada la zona de las 12 millas de la costa, cuya explotación corresponde a los pescadores nacionales tradicionales. Denunciaron que, al verse amenazada su actividad, muchas comunidades locales se ven empujadas a la pobreza o a actividades delictivas.
La UE mantiene acuerdos de pesca con muchos países de África. Los pescadores puntualizaron que no están en contra de este tipo de convenios, sino que piden a Bruselas que en ellos se respeten los recursos y haya beneficios para las poblaciones locales. «Lo que queremos es que se nos dé nuestra parte del pastel», explicó el senegalés Wade. GARA
