La resaca del derbi que disputaron Athletic y Real el sábado en San Mamés se acrecentó 24 horas después en su vertiente clasificatoria. Que no coincide precisamente al cien por cien con la imagen que ofrecieron ambos sobre el césped de la Catedral.

Empezando por el Athletic, que sigue sin convencer. Hace ya semanas que los rojiblancos perdieron la chispa que les había hecho asentarse en posiciones europeas e incluso acariciar la Champions. Los balonazos recobran protagonismo, la gasolina escasea y la imagen deja que desear. «Déjate de imagen..., resultados amigo», espetaba Caparrós tras el derbi del Sadar.

Y tras el de San Mamés, reconocía que su equipo no había hecho «un buen partido, ni ha habido claridad», lo que le había supuesto «sufrir demasiado» tras haberse colocado con dos goles de ventaja, aunque lo excusó, con parte de razón, en el empuje de la Real o los problemas físicos de jugadores como Llorente e Iraola.

Lo cierto es que el técnico tiene a qué aferrarse. A trancas y a barrancas, pero el Athletic empieza a superar su peor bache de la temporada. Y como sus rivales tampoco son la regularidad personificada, la mejora se ha multiplicado. Tanto, que los rojiblancos pueden dejar la clasificación europea prácticamente sentenciada el próximo lunes.

El Espanyol, que ayer cayó por la mínima en Gijón, sigue en barrena -ha sumado dos de los quince últimos puntos-, lo que le sitúa ya a seis puntos del Athletic. Un triunfo en Cornellá aumentaría la brecha a nueve, con el golaverage para los rojiblancos tras su triunfo en la primera vuelta y con sólo doce puntos más en juego. Mucho tendría que torcerse, por tanto, la cosa para el equipo bilbaino, que además podría despreocuparse un tanto de Sevilla y Atlético, ahora mismo rivales más preocupantes que los periquitos.

Orgullo sin resultado

La situación de la Real no es diametralmente opuesta -también tendrá prácticamente saldada la temporada con una victoria más-, pero casi. Por un lado, porque los donostiarras han terminado muchos partidos con la sensación de haber merecido más. Como el de San Mamés. Pese a admitir que a los suyos les «faltó pegada», Martín Lasarte concluyó «orgulloso del equipo», al que vio «físicamente muy bien» y del que no tenía dudas de que «mereció más por esfuerzo y por méritos en la segunda parte».

Pero ni el esfuerzo, ni el mérito, ni las sensaciones dan puntos y eso provoca que la Real prolongue una racha demoledora -cuatro puntos en nueve partidos- y, en consecuencia, siga sin resolver su futuro. Sobre todo tras un domingo en el que el resto de resultados tampoco acabó de acompañar. No lo hicieron las victorias de Mallorca y Sporting, que deja a ambos virtualmente salvados.

Sí en el caso de Deportivo, Getafe y Racing, cuyas derrotas les mantienen por debajo de los blanquiazules. Y fueron definitivamente negativas las victorias de Málaga y Hércules, a las que si se suma hoy la del Zaragoza, dejará a la Real sólo tres puntos por encima del descenso.

Y con un calendario por delante -Barcelona, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Getafe- en el que los puntos serán, definitivamente, más importantes que sensaciones y méritos.