En los cinco últimos partidos esperan tres de los seis primeros, pero no se puede fiar la salvación a las visitas de Zaragoza y Getafe
Un mes para acabar bien un ciclo
Lasarte ha dejado claro que no seguirá la próxima temporada y debe lograr en su despedida que su equipo tenga resultados e intensidad
Joseba ITURRIA I
La Real vuelve a los entrenamientos a las diez de esta mañana en Zubieta para afrontar el último mes de competición, en el que debe sumar cuanto antes los cuatro puntos que parecen necesarios en las últimas cinco jornadas para asegurar la permanencia y acabar bien los dos años de trabajo de Lasarte.
Para no llevarse un susto, no se lo debe jugar todo en los partidos de Anoeta con Zaragoza en la antepenúltima jornada y Getafe en la última. Los dos próximos son ante el líder Barcelona en casa y en Mestalla ante el tercero, pero la Real debe afrontarlos como si la permanencia dependiera de ganarlos. Llegar a la jornada 36 con 38 puntos, tras sumar 4 de 33, sería negativo, máxime cuando el partido con el Zaragoza se juega entre semana entre las visitas a Valencia y Sevilla. Lasarte ha optado por apostar siempre con los mismos y la Real apenas ha sumado cuando ha jugado tres partidos esta temporada en una semana.
No parece una buena elección optar por repetir once cuando un equipo da síntomas de agotamiento mental y físico tan alarmantes, pero por lo menos en los dos últimos partidos trasmite mejores sensaciones vitales, aunque la falta de frescura se nota en ataque y en defensa.
Unos datos muy negativos
En los últimos nueve partidos, a pesar de que en ellos la Real ha jugado contra uno de los seis primeros, ha marcado ocho goles -cifra sólo superior a los seis de Hércules y Deportivo- y ha recibido 20, el que más con diferencia. Sporting y Depor, por ejemplo, han encajado seis. En estas jornadas es el que menos puntos ha sumado, cuatro, mientras que el Levante lleva 18, el Sporting 17 y el Málaga 16.
Porque la última hora del derbi de San Mamés dejó buenas sensaciones, pero antes se repitieron unas deficiencias que hay que corregir. Un equipo no puede encajar casi siempre dos goles. Sólo Levante y Sporting marcaron uno en esta racha negativa en los dos únicos partidos en los que la Real se adelantó en el marcador y puntuó. En los otros siete el rival se adelantó, marcó al menos dos y ganó.
Lasarte y los once en los que confía deberán trabajar serio en esa faceta defensiva para que el equipo no recule tanto ni sea tan débil en el juego aéreo ni en las jugadas de estrategia. Son las acciones en las que un equipo debe trasmitir mayor competitividad, intensidad y agresividad, que son los aspectos en los que más ha aportado Lasarte, en Anoeta, en su primer año y medio en la Real. Porque Osasuna demostró el sábado en el Camp Nou que el Barcelona sin sus estrellas y con la mente puesta en su eliminatoria de Champions no es un rival imposible. Pero para ello, la Real deberá jugar al límite en todos los aspectos.
Mejor trabajar que hablar
Lasarte deberá centrar sus energías en sacar el máximo rendimiento a su equipo y no hacer declaraciones tan inoportunas como desafortunadas, como cuando dejó claro en una entrevista la pasada semana y en su rueda de prensa de San Mamés que no continuará en la Real a pesar de que tiene un año más. Además se mostró enfadado porque no se siente valorado.
No ha admitido que sea cuestionado cuando si sigue en el banquillo tras una racha de 4 puntos de 27 es porque se ha valorado su labor y ha tenido una confianza del club que es difícil encontrar para un entrenador que ha cumplido a la hora de conseguir los objetivos deportivos durante año y medio, hasta febrero, pero no al trabajar el largo plazo con la cantera.
El derbi del sábado enfrentaba a un técnico ideal para un club de cantera como Caparrós, que cree en los jóvenes y les da oportunidades, y otro al que le da vértigo mirar hacia abajo. Raúl se convirtió en el vigésimo debut en Primera de jugadores de la cantera de Lezama o vizcaina con el Athletic en los cuatro años de Caparros, de los que cinco fueron titulares el sábado y otros como Koikili y Susaeta lo han sido durante la temporada.
Con mucho menos dinero y en Segunda, en dos años con Lasarte sólo han debutado tres: Griezmann y, en el último partido de la pasada temporada tras asegurarse el ascenso, Illarramendi y Albistegi. Porque en esa desafortunada entrevista dijo que «a Zurutuza no le querían ni ver. Griezmann ni existía y ahora le llaman genio», pero no ha llevado bien a jugadores de la cantera de un buen futuro.
Griezmann y Zurutuza han tenido continuidad, pero no tenían competencia en sus puestos y por eso han jugado hasta cuando peor han estado. Porque ponerse medallas con Griezmann... Después de demostrar que era especial desde la pasada pretemporada, cuando fue el máximo goleador del equipo, pidió un fichaje para la banda izquierda para competir con Johnatan Estrada. Según se publicó el día en el que se cerró el mercado, creía que Griezmann «necesita más horas de vuelo para ser competitivo en Segunda. Cargar al joven del Sanse con la responsabilidad de entrar como revulsivo en las segundos períodos tampoco parece la mejor solución. Lasarte ha sido el impulsor de este refuerzo».
Por suerte la Real no fichó a ese jugador y en la quinta jornada, con la Real undécima, se vio obligado ante el pésimo nivel de Estrada a darle la primera titularidad y marcó el gol que abrió el camino del triunfo, como obtuvo la victoria ante el Sporting que ha permitido que ahora la situación no sea tan crítica.
Falta de continuidad
A pesar de que los titulares han estado fundidos y de que la situación clasificatoria era holgada, jugadores como Elustondo, Markel, Illarramendi y Agirretxe no han tenido dos titularidades seguidas en sus puestos. Sólo el beasaindarra tuvo tres, pero de pivote ofensivo, que no es su puesto ideal. Apenas han jugado y siempre fuera, donde peor nivel da la Real -siete derrotas seguidas- y sin continuidad. También Mikel González, el defensa con mejores condiciones de la cantera, ha quedado fuera de circulación al no rendir tras continuos cambios de posición.
Al final sólo una docena de jugadores han tenido confianza y continuidad y no han aguantado toda la temporada, que se unía a la larga y exigente anterior. Eso y la lesión del principal refuerzo de esta temporada, Joseba Llorente, ha sido determinante en una racha negativa que no se debería alargar más.