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«Hoy el enemigo no es Washington sino Teherán»

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Talib AL-HASNAWI I Impulsor de los Consejos del Despertar

Líder tribal e impulsor de uno de los grupos armados más controvertidos del país, Talib al-Hasnawi desvela en una exclusiva entrevista concedida a GARA las claves que llevaron a la desaparición del emirato islámico que instaurara Al Qaeda en la región de Anbar en 2005. «Nosotros, y no los americanos, derrotamos a Al Qaeda» afirma tajante esta personalidad suní.

Karlos ZURUTUZA |

No resulta fácil entrevistar a un líder tribal de Anbar justo el día en el que todos los VIP de la región han sido invitados a un congreso de medicina. El evento tiene lugar en un hotel a orillas del lago Habaniya, en su día uno de los lugares preferidos de descanso de Sadam Hussein. Aprovechamos un breve intervalo de diez minutos entre sesión y sesión para dirigirnos hacia el jeque. Apenas tenemos tiempo para presentarnos y lanzarle la primera pregunta, pero el código de conducta local obliga al líder tribal a acabar lo que se empieza y nos cita para esa misma tarde.

Ya más relajado en su despacho de la asamblea de líderes tribales de Falujah, al-Hasnawi «encadena» cigarrillos y aclara su voz entre sorbos de té. Ahora tiene tiempo, y mucho que contar.

¿Cuál es la situación de seguridad en la región de Anbar?

Gracias a dios, hoy podemos decir que la situación es óptima en un 90%. Si bien se producen explosiones ocasionales, no es nada comparado a lo que hemos vivido aquí años atrás. Como habrá podido comprobar, ni el ejército americano ni el iraquí patrullan hoy las calles de Falujah, lo que corrobora la notable mejora de la seguridad en la zona. Al-Qaeda ya no puede enfrentarse a las fuerzas iraquíes en las calles y recurre a atentados con bombas caseras contra la población civil.

Pero fue precisamente en esta región, en Anbar, donde Al Qaeda levantó su emirato en 2005, ¿no es así?

Cuando los americanos invadieron el país estábamos dispuestos a aceptar cualquier tipo de ayuda para combatirlos, fueran, chiítas, baasistas, Al-Qaeda... Pero a los pocos meses descubrimos el verdadero rostro de nuestros nuevos «amigos». Al Qaeda empezó a matar a clérigos, doctores, profesores, ingenieros y a todos aquellos que se oponían a su visión medieval del islam. Secuestraban y decapitaban a nuestra gente como a los animales o los quemaban vivos con un «collar» de neumáticos. No daban ninguna opción: o estás con nosotros o contra nosotros. Muchos de los nuestros murieron o escaparon a las vecinas Siria y Jordania. Yo mismo perdí a 23 miembros de mi familia a manos de Al-Qaeda.

¿Fue aquella situación la que les llevó a contactar con los americanos?

Efectivamente. Se celebró un consejo de jefes de tribu y decidimos lanzar nuestra oferta a los americanos. Hubo un gran número de conversaciones entre nosotros pero en ningún momento se trató de un «invento» de Paul Bremmer, como se ha dicho en ocasiones. Al Qaeda empezó a llamarnos «traidores» y «colaboracionistas» pero aquello no impidió que formáramos una comisión para reunirnos con los americanos en Jordania en 2005. Allí empezó a materializarse el movimiento y empezamos a operar de forma efectiva en 2006.

¿Cómo consiguieron ganarse la confianza de los invasores?

Pedíamos armamento y entrenamiento así como un sueldo para nuestros combatientes. Esto último era vital porque al- Qaeda también pagaba y, para muchos, el dinero podía decantar las lealtades en una u otra dirección. Los americanos nos apoyaron con mucho recelo porque no se fiaban de nuestras intenciones. Al principio reunimos un grupo de unos doscientos combatientes y de ahí pasamos a los casi 100.000 que fueron los que, finalmente, consiguieron derrotar a Al-Qaeda.

¿No fueron los americanos?

Los americanos ni siquiera eran capaces de distinguir entre milicianos y población local... Obviamente, nosotros conocíamos bien a Al-Qaeda porque habíamos luchado con ellos. Mucha gente se pasó a Sahwa desde Al-Qaeda tras comprobar que ésta estaba matando a los suyos. Esos combatientes fueron decisivos a la hora de localizar los escondites de Al-Qaeda, habría sido muy difícil sin su ayuda. Además, conseguimos infiltrar a nuestra gente en Al-Qaeda gracias a lo cual conseguimos una muy valiosa información.

Sin embargo, hoy se habla de que Al-Qaeda está reclutando con éxito entre los miembros entre Sahwa, ¿no es así?

Es posible que algunos engrosen hoy las filas de Al-Qaeda en otras provincias como Diyala. También se habla de que Al-Qaeda tiene a gente infiltrada en la Policía, pero no creo que eso esté ocurriendo en Anbar.

¿Cuál es el status legal de Sahwa a día de hoy?

Tras la mejora de la seguridad en la zona nuestros efectivos deberían ser integrados en las fuerzas de seguridad. Desgraciadamente está siendo un proceso muy lento y apenas un 10% de los nuestros lo han conseguido. Dicha integración es fundamental para mantener la paz en la región. El año pasado, Bagdad confiscó las armas de muchos y los degradó aduciendo que no habían obtenido su rango de manera adecuada pero lo cierto es que hemos sido nosotros los que hemos derrotado a Al-Qaeda, pero nunca hemos actuado como una milicia; nunca hemos atentado contra civiles como han hecho tanto los terroristas de Al-Qaeda o las milicias chiíes.

¿No teme que la retirada de los americanos anunciada para finales de este año dé oxígeno a Al-Qaeda en Anbar?

Las fuerzas de seguridad iraquíes han demostrado sobradamente que pueden hacerse cargo de la seguridad con garantías. Por otra parte, bajo ningún concepto permitiríamos que la región de Anbar cayera en manos de al-Qaeda de nuevo.

¿Qué opina de la supuesta injerencia de Irán a todos los niveles en Irak?

Todos los países árabes temían que los americanos invadieran Siria pero ahora se están dando cuenta de que Irán es un enemigo mucho más poderoso. Los iraníes extienden su control sobre Siria, Líbano, Yemen, Bahrein, etc. a través de Hamas, Hizbulah, los Hermanos Musulmanes... El pueblo iraquí empieza a darse cuenta de que su propio Gobierno está siendo absorbido por el del país vecino. Muchos políticos iraquíes incluso tienen hoy doble nacionalidad y cuentan con un pasaporte iraní. La influencia de Teherán es cada vez más visible en Bagdad y omnipresente en el sur del país. Financian milicias armadas que cruzan la frontera con total impunidad para desequilibrar la frágil balanza entre chiíes y suníes con el fin de aumentar la brecha entre nosotros. Y ahí tiene usted a Moqtada al Sadr, líder del partido «bisagra» en el Gobierno pero estudiando en Irán para convertirse en ayatolá... No me cansaré de decir que hoy el enemigo no es Washington, sino Teherán.

¿Comparte usted la tesis de una supuesta discriminación de los suníes de Irak?

Sin ninguna duda. La discriminación sobre la población suní es sangrante. El nepotismo es ley a todos los niveles por lo que se nos vetan los cargos de responsabilidad en la Administración, en el Ejército y las fuerzas de seguridad en general. Prueba de todo esto es que los niveles de desempleo son mucho mayores entre nosotros.

¿Cuáles son en su opinión, los principales problemas que sufre el país?

No hay trabajo, ni agua potable, ni electricidad... las calles siguen destruidas y el dinero de la reconstrucción está desapareciendo en los bolsillos de unos pocos. La gente sigue bebiendo agua del Eufrates y cae enferma; faltan escuelas y los jóvenes con formación no encuentran empleo. No hay sitio para las nuevas generaciones iraquíes, por lo que resulta imposible pensar en un futuro.

¿Qué opina de la reciente propuesta de convertir Anbar en una región autónoma para los suníes?

No creo que sea una buena idea. Hace poco se han descubierto enormes reservas de gas en la zona, algo de lo que se ha de beneficiar tanto la región como el resto del país. De la misma manera, nosotros podemos beneficiarnos del petróleo de Kirkuk o de Basora en caso de necesidad. Si nos recluimos cada uno en su zona, sin compartir ni colaborar con el progreso del país haremos de Irak un Estado débil y falto de cohesión. Debemos permanecer siempre unidos ante los retos que se nos plantean en el futuro.

Un movimiento de lealtades ambiguas

El movimiento de los Consejos del Despertar (Sahwa), también conocido como los «Hijos de Irak», se constituyó a resultas de una coalición de diferentes líderes tribales para garantizar la seguridad en sus comunidades. El movimiento se fundó en la región de Anbar en 2005, pero en menos de un año pasó a ser una fuerza de seguridad «paralela» a las ya existentes por todo el país.

Muchos de los miembros de Sahwa son antiguos insurgentes, bien se trate de ex miembros del partido Baath o del Estado Islámico de Irak (supuesta filial de al-Qaeda en el país). Desde sus inicios, los combatientes de Sahwa han recibido sueldos de unos 250 euros por custodiar checkpoints y patrullar sus localidades en busca de miembros de Al-Qaeda, a la vez que primas por cada operación exitosa contra los internacionalistas islámicos.

Hoy nadie discute que su presencia ha contribuido a reducir notablemente los niveles de violencia en el país pero son muchos, empezando por el Primer Ministro Nuri al-Maliki, los que temen que dichos grupos se puedan volver incontrolables en el futuro y convertirse, en palabras del alto mandatario iraquí, en una «oposición suní armada».

Así las cosas, el Gobierno iraquí pretende integrar en las fuerzas de seguridad a una cuarta parte de los 100.000 efectivos que se estima que pertenecen a Sahwa. Sin embargo, son cada vez más los que se preguntan qué es lo que va a pasar con los otros tres cuartos que no van a ser absorbidos.

Y es que la mayoría de los suníes de Irak vienen denunciando que se les veta tanto en las fuerzas armadas como en la administración del Gobierno controlado por una coalición chiíta. Así las cosas, muchos analistas contemplan un escenario a corto plazo en el que al-Qaeda se convierta en la única fuente de ingresos posibles para aquellos miembros de Sahwa que se queden al margen de las fuerzas de seguridad del Estado. K.Z.

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