No siempre gana el mejor equipo. A veces las individualidades compensan los errores grupales con acciones decisivas, pero eso suele pasar menos veces de lo que las leyendas narran. Asimismo, las grandes actuaciones individuales lucen más, y mejor, cuando el equipo atina a imponer sobre la cancha su proposición de juego.

Bizkaia Bilbao Basket perdió con todo merecimiento y se complica la vida de cara a los play offs ya que ha perdido dos puestos. Tanto el Fuenlabrada como el Gran Canaria, que superó al Alicante por 66-75 -el Barcelona también ganó, por un apurado 65-68, en Badalona- han sumado ya 18 victorias, tantas como los hombres de negro, y han adelantado a los vizcainos debido al average -ambos conjuntos han ganado sobre Bilbao Basket tanto en la primera como en la segunda vuelta-. Los hombres de Katsikaris tienen margen de maniobra, pero no se pueden permitir más deslices.

El duelo careció de ritmo, ya que hubo un montón de interrupciones y errores no forzados. Sobre todo por parte del conjunto local, hubo pases directos al contrario, balones perdidos sin apenas presión del rival, o contragolpes errados de la forma más inexplicable. Sin duda, la emoción y la incertidumbre del resultado fueron lo mejor del duelo, amén de la gran segunda mitad de Kristaps Valters y Leo Mainoldi.

En esa guerra sin cabeza alguna, fue el Fuenlabrada quien impuso su juego. Haciendo de la necesidad virtud, abusó de los triples y obligó a Bilbao Basket a jugar con ala-pívots abiertos y con Alex Mumbrú como falso «cuatro». De hecho, la aportación de Edu Hernández-Sonseca y Mavroeidis fue peor que testimonial: 16 minutos, 0 puntos, 3 rebotes y -4 de valoración. Ésa fue la cosecha conjunta de los dos pívots bilbainos.

Pero más que de los jugadores, ese error de concepto fue del propio Katsikaris -él mismo asumiría la responsabilidad de ese fallo-. Sin aprovechar la ventaja de centímetros y kilos del juego interior bilbaino, el Fuenlabrada no sólo no sufrió en el rebote, sino que entre Ayón y Valters -el base letón capturó 10 rebotes- se bastaron para mantener a raya a los hombres de negro, pese a la oposición de Mumbrú.

Con todo, Warren se mostraba acertado en los 20 primeros minutos, y con la aportación de Mumbrú y Banic, amén del trabajo de zapa de Hervelle, los hombres de Katsikaris lograban llegar al descanso con una leve renta: 37-33. A poco que se mejorara, el duelo se tendría que teñir de negro. Mala apreciación.

La explosión de Mainoldi

No es el jugador más mediático del Fuenlabrada, ni es una máquina reboteadora -al final capturó 7- ni defiende con fuerza. Pero como entre en ebullición, Leo Mainoldi es capaz de hacer un roto. O dos.

Y ayer entró. El ala-pívot argentino anotó 23 puntos en la segunda mitad, entre ellos cuatro triples espectaculares. Cuando Bilbao Basket tomaba alguna ligera ventaja, ahí aparecía Mainoldi, con una inaudita frialdad, devolviendo el golpe. Y tras el empate a 55 del tercer cuarto, y a pesar del prometedor parcialito de 4-0 de los de Katsikaris, ahí emergió de nuevo para adelantar a los suyos.

El Fuenlabrada tampoco se iba gracias a los chispazos de Bilbao Basket. Warren desapareció en la segunda parte, pero ahí estaban Jackson -que ayer no las metía, pero al menos penetraba- o los tiradores Blums y Vasileiadis, que tuvieron el día atinado. Cerca del final, dos tiros libres de Ajax adelantaban por última vez a los locales: 70-69.

Valters y Mainoldi cerraron el duelo con varios triples y con seguridad desde la línea de tiros libres. Pero tampoco cabe olvidar los buenos minutos de Ayón, Barton y Colom, o incluso el tapón de Rabaseda sobre el intento de Jackson a la desesperada. Pese al dolor de la derrota, Bilbao Basket debe volver a jugar en equipo y tratar de subsanar su error ante el Cajasol.