CRíTICA cine
«Perdona pero quiero casarme contigo» Berlusconi recomienda
Mikel INSAUSTI
Hace tiempo que no me encuentro con películas que puedan sacarme de quicio, o que me provoquen reacciones incontroladas de agresividad verbal. El fenómeno Moccia es una de las pocas cosas a las que sí le tengo miedo, porque uno no es de piedra y las injusticias duelen. He visto “Perdona pero quiero casarme contigo” con verdadero pánico, al que he tratado de sobreponerme mediante lo que llaman profesionalidad, pero que en el fondo no es sino muchos años desarrollando unas buenas tragaderas. He de reconocer que por ahora no noto ningún efecto alérgico, ni mareos o vómitos, así que supongo que he salido vivo y sin graves secuelas de tan temida proyección. Pasado ya el amargo trance, tampoco voy a disimular mi indignación ante un tipo de cine que debería estar restringido a circuitos “X”, pues lo considero peligroso para la salud mental y el estado emocional de las personas. Quienes disfrutan con los libros y películas de Federico Moccia deberían ser puestos asimismo en cuarentena, para evitar el contagio de su dañina estupidez al resto de la humanidad.
No todo puede valer y estar permitido en nombre del amor, y ya es hora de que prohíban a las parejas de enamorados prácticas terroristas como la de colgar candados en las calles con sus nombres entrelazados en un símbolo de compromiso eterno. El inductor es Moccia, quien, en lugar de arrepentirse, amenaza con perpetuar el romanticismo virginal en su próxima realización “Carolina se enamora”. Es más de lo mismo, porque “Perdona pero quiero casarme contigo” es la continuación de la no menos cursi “Perdona si te llamo amor”, y está enteramente destinada a demostrar que la diferencia de edad no está reñida con el matrimonio. La pareja del mayor y la menor supera la presión ambiental junto a sus propios miedos, con tal de darse el definitivo «sí quiero». La secuencia ibicenca de la declaración del novio desde el escenario de una rave playera, parando de golpe la atronadora música, forma parte ya de la antología del horror.
