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«A nosotros ya nos desarraigaron; ahora necesitamos recuperar nuestra identidad»

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Marta BARRETTA I Activista por los derechos del pueblo mapuche

Desde su Buenos Aires natal, Marta Barretta lleva más de 25 años luchando para que se reconozcan los derechos de los pueblos originarios de Argentina. Trabaja en el ámbito de la cultura; en la recuperación de la lengua mapuche sobre todo, el mapudungun. No porque crea que sea lo más importante, sino porque cree que eso les va a facilitar el camino hacia el máximo respeto a su pueblo.

Iñaki IRIGOIEN |

En lo que hoy es Argentina, existen 46 pueblos originarios, cada uno con su lengua y tradición milenaria. El pueblo Mapuche-Tehuelche es uno de ellos, cuyo territorio ancestral se extiende desde el estrecho de Magallanes hasta aproximadamente la desembocadura del río de la Plata, y desde el Atlántico hasta el Pacífico.

Los pueblos originarios en Argentina han sufrido años de represión y políticas de exterminio. Durante años los llevaron a «colonias» que en realidad eran campos de concentración; fueron los primeros en sufrir estos campos que luego se harían tan famosos durante las dictaduras argentinas. Éste es un país en cuya historia oficial aparece el exterminador de indios General Roca como uno de los prohombres de la república, y aún hoy se niega a reconocer los derechos de los pueblos originarios, e incluso en muchos casos, incluso su existencia.

¿Pero quedan pueblos originarios en Argentina?

Somos invisibles para propios y ajenos. Argentina es precisamente el mito que se pretende perpetuar, toda la educación se ha orientado en ese sentido. Este gobierno ha generado un espacio para los pueblos originarios, que aunque totalmente insuficiente, no podemos negar. Pero acá ha habido gobiernos cuyo presidente ¯como es el caso de Alfonsín¯ ha dicho, «Acá no hay indios». Por suerte, somos cada vez más los que nos estamos asumiendo como pueblos originarios; ese es un proceso que no tiene que ver con los legisladores, con los gobiernos, o con los partidos políticos. Hasta la izquierda está interpelada por nosotros, porque también niega nuestra capacidad de lucha y revolución. Algunas cosas vamos a lograr, otras no; yo no soy ingenua. No creo que se va instalar la panacea de un día para otro.

En general se asocia pueblos originarios con comunidades campesinas...

Nosotros somos mapuches urbanos, que ni siquiera hemos nacido en comunidad ni hemos vivido en comunidad. Nosotros ya fuimos desarraigados antes de nuestros padres, desde nuestros abuelos, y estamos en las zonas urbanas. Necesitamos recuperar nuestra identidad.

Pero, ¿cúantos son? ¿Dónde están los pueblos originarios?

No sabemos. A finales de 2010 se hizo un censo nacional del que todavía no tenemos los resultados. En el anterior censo de 2001, los pueblos originarios tratamos de que se incluyeran preguntas que nos dieran una visión mas clara de la población que reside en este estado. No logramos casi nada, tan sólo que se hiciera un censo complementario cuatro años más tarde con un cuestionario que contenía una sola pregunta que decía «¿usted se reconoce descendiente de algún pueblo originario?». Incluso en esas circunstancias, el censo arrojó un porcentaje altísimo, ya que el 56% de la población contestó afirmativamente. Si el censo, que es un censo mentiroso, totalmente amañado, da un porcentaje tan alto, nosotros creemos que es mucho más.

En el nuevo censo se repite la misma historia; se han creado dos formularios uno con la pregunta sobre los pueblos originarios y otro sin ella, que va a ser el utilizado en las poblaciones mayores de 50.000 personas. Obviamente en la capital y su cinturón hay mas de 50.000 habitantes; yo vivo en Florencio Varela que tiene 500.000 personas, y hay gente de los pueblos quechua, aimara, guaraníes... un número inferior de mapuche. Y la censista llega a mi casa y no tiene esa pregunta...

Según ciertos académicos, el pueblo mapuche en Argentina es un pueblo extranjero, invasor, exterminador de los pueblos originarios autóctonos...

Existe una idea de crear el mito de los mapuches como invasores chilenos, pero para entenderlo, una de las cosas que hay que estudiar es el idioma mapuche; porque si se miran los nombres originales uno se da cuenta de la historia verdadera. La arqueología da pruebas, la ciencia da pruebas. En Chile dicen que somos un grupo foráneo, que somos argentinos invasores que vamos a causar problemas a Chile. Son afirmaciones falaces hechas por gente que no tienen una composición clara de lo que es el estudio de la historia, hablan de los tehuelches, de los que en realidad se llaman aoniken; dicen que nosotros los exterminamos... eso quisieran ellos, quisieran que los aonikens estuvieran muertos; pero no, están vivos, y están reclamando su territorio junto con nosotros. El idioma de los aoniken ya se perdió y por eso dicen que ya se murieron todos.

Tehuelche es una voz mapuche: es como nosotros les llamamos a los aoniken. A nosotros nos llamaron de muchas formas los otros pueblos originarios, los quechuas nos dijeron pampas. Por eso es para nosotros fundamental recuperar el idioma, porque nos vamos a enterar de cosas que desconocemos. Nosotros siempre hemos estado a ambos lados de la cordillera y gente que afirma lo contrario es funcional al poder.

¿En qué centran su trabajo?

El trabajo que estamos realizando es la recuperación del mapudungun, la lengua del pueblo mapuche. No se por qué razón, los hermanos guluches (al otro lado de los Andes) han mantenido más la cultura, la lengua, las costumbres...; pero por el hecho de que él es más chico, acá no hubo un gobierno socialista, como el gobierno de Allende... Vimos la necesidad de recuperar el idioma. No porque fuera lo más importante, sino por que nos iba a facilitar recuperar las otras formas de la cultura mapuche: podríamos acceder a las ceremonias, podríamos entender el pensamiento mapuche, recuperar nuestra vestimenta, nuestra soberanía alimentaria, nuestros cantos... Y obviamente, acompañamos todo lo que es la recuperación de tierras de los compañeros que están en las comunidades.

Nosotros empezamos a levantar la voz en contra de las mineras que se asientan en territorio mapuche. En el 2003 la minera Meridian Gold intenta instalarse en Esquel para abrir una mina a cielo abierto y entonces se levanta la voz mapuche, y después también se acompaña con toda la población de la zona. Así que nosotros desde acá acompañamos haciendo todo lo necesario para que pudiera venir la comunidad de Pillan Mahuiza. Se hizo una marcha a la Plaza de Mayo; en aquel momento estaban en pleno auge los grupos piqueteros después del desastre de 2001... Las mineras se están extendiendo por este lado de la cordillera y por suerte los pueblos originarios están resistiendo, no solo los mapuche, sino todos los pueblos. Y creemos que se viene una situación bastante álgida, independientemente del gobierno que sea. Nosotros transcendemos los gobiernos, hace doce mil años que estamos en el territorio y 518 desde que llegó el conquistador.

¿Y qué planes tenéis de cara al futuro?

Remitiéndonos específicamente al pueblo mapuche, nosotros creemos que es fundamental tener una organización propia de derechos humanos. Y nosotros estamos echando a rodar una idea a la que creemos que se va a sumar más gente en el futuro. Tenemos un plan, una base que queremos empezar a fomentar, a difundirlo para que se sumen otros hermanos y que el proyecto cobre otra magnitud, esa es la idea.

¿Por qué la necesidad en Argentina de una organización de derechos humanos específicamente mapuche?

Necesitamos una organización mapuche de derechos humanos porque necesitamos empezar a crear presencia en ese ámbito. Porque las organizaciones existentes no están trabajando ese tema. Nosotros estamos acá en una situación muy precaria. A nosotros, por el momento, lo que nos conviene es fortalecernos desde el punto de vista de la autogestión. No tenemos garantizado el resultado para nada, pero si no tomamos el toro por las astas, estamos condenados a desaparecer.

Decimos que somos mapuche de este lado y del otro de la cordillera, y ni de este lado ni del otro hay una organización de derechos humanos, propia, mapuche. Hay un montón de organizaciones que nos apoyan y a las que podemos recurrir llegado el caso. Esto es un gran desafió. Somos un grupo de personas las que estamos intentando sentar las bases de esta organización y lo que necesitamos es un espacio para funcionar. Espacios hay un montón, y podemos organizar cosas puntualmente, pero no tenemos nada que podamos contar de manera sostenida, donde podamos recibir a gente.

¿Qué necesidades tienen los mapuches urbanos?

Este es territorio ancestral nuestro, Buenos Aires; pero si buscas donde conseguir información sobre los mapuches, no la hay. Nuestra idea es ver cómo logramos generar un espacio físico dónde podamos establecer la oficina de la organización Mapuche para recibir denuncias. Nuestro sueño es poner una biblioteca de temática indígena y principalmente mapuche, poder dar clases de recuperación del mapudungún... Para poder financiarlo, nos gustaría abrir una especie de restobar, donde se pudiera ir a comer comida mapuche, y con eso financiar el funcionamiento de la oficina. Para eso necesitamos apoyo de fuera, ya que acá necesitas estar vinculado al partido que gobierna; y nosotros queremos estar al margen de todo eso, porque como organización tenemos que intervenir en todos los conflictos.

¿Con qué apoyos cuentan para este trabajo?

Lo vamos a hacer con los grupos de vanguardia, con el pueblo, con la gente, con los grupos organizados de aquí y de otros lados, con la gente de base; con ellos son los con los que queremos caminar. No estamos diciendo que somos tan soberbios de que nosotros sólos vamos buscar una solución, pero lo que si tenemos claro es que no lo vamos a hacer ni con los funcionarios de turno ni con la dirigencia política.

Movimiento Pluricultural Patagónico, una herramienta plenamente revolucionaria

En Argentina se intentó crear una conciencia nacional donde no se tenía en cuenta la pluralidad. Si bien los pueblos originarios fueron reconocidos en la constitución del 1994 ¯hasta entonces este documento hablaba de «Matar o someter al indio» ¯ aún hoy siguen siendo invisibles. «Esto puede ser por una falta de organización política que tenemos en Argentina. Nosotros estamos empezando a estudiar lo que pasa en otros países como Bolivia o Ecuador donde se está dando una lucha política de los pueblos originarios». Así surge el Movimiento Pluricultural Patagónico, que une gente de movimientos sociales y también de los pueblos originarios, planteando todo un cambio educativo, político, social, ambiental...

Este movimiento pretende erradicar las visiones individualistas, crear una nueva democracia, una nueva forma de hacer política encauzada desde otros valores: desde un estado plurinacional y pluricultural. «En esa situación yo creo que los pueblos originarios vamos a poder decir, `bueno por primera vez puedo llegar a sentirme argentino' porque en este momento, nosotros no podemos sentirmos argentinos, los gobernantes que nos pusieron no son nuestros gobernantes, nos los pusieron encima para pisotear al pueblo».

El Movimiento Pluricultural de la Patagonia pretende mostrar que el sistema no les sirve. «Debemos apropiarnos de la historia, porque si no seguimos haciendo una gran labor al sistema; nos auto-excluimos, y así nos declaran subversivos y nos aplican la ley antiterrorista; esa es la gran trampa. Los pueblos están analizando eso y eso es lo realmente revolucionario». Los pueblos originarios están apostando por la integración pluricultural, la integración plurinacional, donde se respete la voz de todos, tanto de los pueblos originarios como de los pueblos emigrantes. Cuando hablan de pluriculturalidad se refieren tanto descendiente de pueblos originarios como de los europeos que llegaron; esa es la integración de la que hablan. La idea es crear una nueva herramienta política y social, y por eso, proponen un movimiento pluricultural que los excluidos usen para solucionar sus problemas. Tienen claro que las soluciones no vienen gratis, sino que llegan a los pueblos que son capaces de crear sus propias herramientas, «si no las pueden crear, siguen sometidos». Su objetivo es crear una nueva forma de participación, amplia e integral. I. I.

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