Amparo LASHERAS | Periodista
El terrorismo aceptado y consentido
No quisiera ser tajante, pero mañana, 1 de Mayo, la clase trabajadora vasca debería llenar las calles de Bilbo. Es cierto que en Euskal Herria los problemas nos acucian y los ataques a la independencia se suceden con rapidez y continuidad desde todos los flancos posibles, políticos, jurídicos y legislativos, todos ellos ilegales por su totalitarismo ideológico. La incertidumbre ante las elecciones del 22 de mayo absorbe la atención, marca el paso de la opinión pública y también su irritación. No es para menos. Liquidar de un plumazo la participación de miles de personas no es cuestión de broma, es una acción propia de fascistas. Pero consentir que un pueblo, como Euskal Herria, con tres millones de habitantes, llegue a los 180.000 parados es, también, una acción terrorista, con el apellido empresarial por detrás. Como también lo es que la patronal vasca no registre a sus trabajadores y se beneficie de la explotación que conlleva la economía sumergida, que en la CAV alcanza el 7% del PIB y en Nafarroa el 6,8%. Que se legisle contra los trabajadores recortando sus derechos mientras el fraude fiscal aumenta y el Gobierno de López confraterniza con la banca es otra acción neoliberal que no esconde la ideología totalitaria que implica el capitalismo. A que se regatee en los derechos sociales de los que menos tienen y se aumenten las plantillas en las policías de todo tipo, fomentando la marginación y la represión social, yo le llamaría, sin miedo, terrorismo capitalista. Así, como hay que trabajar por la paz, acabemos con esta violencia sibilina y mañana empecemos a decir «no».