Rubalcaba admite que la decisión de ETA supone «una buena noticia»
Los máximos responsables policiales de Madrid y Lakua han admitido, aunque sea a regañadientes, que el anuncio de ETA de que ha cancelado la petición del «impuesto revolucionario» constituye «una buena noticia». Sus respectivas policías ya habían probado que no se recibían cartas amenazantes, pero lo ocultaron. Fueron los empresarios los que revelaron públicamente esta situación anteayer.
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El vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, admitió ayer que considera «una buena noticia» que los empresarios vascos ahora «duerman mejor» después de que ETA haya anunciado, en sendas cartas a la CEN y a Confebask, que la exigencia del pago del «impuesto revolucionario» ha quedado cancelada. Concreta que esta medida debe entenderse como una implementación del alto el fuego anunciado el 10 de enero pasado con un carácter general, permanente y verificable.
«Es evidente que esto no es el fin y el camino hay que recorrerlo hasta que se acabe definitivamente la violencia», matizó Rubalcaba en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, al ser preguntado sobre si cree que ese anuncio de ETA va «más allá de ser un golpe de propaganda» y si se cumplirá en la práctica.
El ministro del Interior español indicó que se enteró de ese anuncio el miércoles por la tarde y que entonces pensó en los empresarios vascos, «muchos de los cuales» han pasado por su despacho y «lo han pasado muy mal».
El martes, el presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, José Manuel Sarría, explicó que habían recibido la misiva de ETA con el anuncio de la cancelación y que se la habían hecho llegar a la delegada del Gobierno español en Nafarroa, Elma Saiz.
En cualquier caso, posteriormente a la noticia fuentes policiales ya explicaron que tenían constancia de que hacía meses que no se recibían cartas pidiendo el «impuesto revolucionario». Según Sarría, las últimas llegaron en octubre del pasado año, tres meses antes, por tanto, del anuncio de alto el fuego, y un mes después de que ETA ya avanzara en otro comunicado que había decretado una suspensión de sus «acciones armadas ofensivas».
Ares, también contento
El homólogo de Rubalcaba en el Gobierno de Lakua, Rodolfo Ares, puso en valor el anuncio de ETA por segundo día consecutivo (la víspera, el Gobierno español decidió que fuera él quien hablara primero).
El consejero de Interior consideró que la misiva a los presidentes de las patronales es «importante» y confió en que sea «la última carta de ETA que reciban los empresarios» y que se trate de «una decisión definitiva, en la que se acabe definitivamente con la extorsión». «Y lo que es más importante, espero, como espera la inmensa mayoría de la sociedad vasca, que ETA anuncie que deja todas las actividades terroristas definitivamente», añadió.
Rodolfo Ares reconoció junto a ello que el modo utilizado por ETA constituye «una novedad, porque es la primera vez que se comunica de esta forma tan directa a los afectados una decisión de ETA». Recordó que «llevamos ya unos meses sin que reciban ningún tipo de carta de extorsión»
Respecto a la motivación de este paso de ETA, Ares consideró primero que «es evidente que cada vez han tenido más dificultades para poder sacar adelante sus pretenciones de chantaje», pero señaló en paralelo que «también es conocido que todavía tenían alguna capacidad para conseguir ese objetivo».
UPyD no quiere cancelaciones
El PP ha evitado las muestras de satisfacción por el anuncio de ETA. Y también el parlamentario de UPyD en el Parlamento de Gasteiz, Gorka Maneiro, defendió ayer que ETA «no tiene que decidir cancelar nada, sino desaparecer del mapa, disolverse y entregar las armas».
En un comunicado, afirmó que «la banda terrorista hace propaganda de sus decisiones particulares y de su propia existencia, por lo que conviene recordar que no tenemos ganas de escucharle otra cosa que el anuncio de su desaparición incondicional y para siempre».
«Que no esperen que vamos a agradecer semejante anuncio, lo mismo que no vamos a agradecer ninguna de sus treguas, un período que siempre han aprovechado para reorganizarse y coger aire y seguir chantajeando a la sociedad vasca y española», criticó Maneiro.
El representante vasco del partido que lidera Rosa Díez insistió en que «ni les agradecemos que nos perdonen momentáneamente la vida ni les agradecemos que, de momento, dejen de pretender robarnos», por lo que planteó a ETA que «debe bajar la persiana y disolverse como grupo terrorista, desaparecer y pagar sus culpas» porque «así se solucionarían muchísimos problemas para los ciudadanos vascos, ansiosos de libertad».
Rodolfo Ares, consejero de Interior de Lakua, respondió ayer a las declaraciones del presidente de la Asociación Española de Escoltas (ASES), Vicente de la Cruz García, quien consideró que, desde el punto de vista de la política, «quizá se está apostando antes de tiempo por el fin de ETA». Los guardaespaldas han realizado un congreso en el Palacio Euskalduna de Bilbo estos dos días para defender que no es momento de retirar escoltas y que la amenaza de ETA sigue intacta, y de hecho han complementado estas afirmaciones con exhibiciones prácticas de su labor, en las que se han utilizado pistolas simuladas.
Al respecto, Ares explicó a los escoltas que Lakua y Madrid «están manteniendo los operativos de seguridad que los técnicos consideran necesarios para garantizar la seguridad de las personas que lo requieren en Euskadi».
«Obviamente -añadió-, estamos también desarrollando medidas de protección a mujeres que sufren violencia de género y seguiremos haciéndolo en el futuro, pero lo mismo que las víctimas no deciden la política antiterrorista, tampoco los escoltas van a decidir la política de protección a las personas», advirtió el titular de Interior del Gobierno de Lakua.
De la Cruz ha afirmado en el congreso celebrado en el Euskalduna cosas como ésta: «La realidad es la que es y no vemos la paz por ningún lado. Desde hace cinco años no se veían furgonetas de la Ertzaintza protegiendo plenos municipales y ahora se han vuelto a ver». Según sus datos, han «perdido» 600 puestos de trabajo por el alto el fuego de ETA y antes que acabe el año pueden llegar a 1.200, por lo que están buscando nuevos «nichos», como proteger a mujeres víctimas de violencia machista. GARA