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Ordizia, escenario de un programa piloto para fomentar el envejecimiento activo

El envejecimiento social se está convirtiendo en un reto para el futuro. Pero la vejez no es una enfermedad, es una etapa más de la vida que, al igual que la niñez o la etapa de adulto, necesita su atención específica. En Ordizia estrenarán en breve un programa piloto que pretende promover la autonomía y conseguir el bienestar y realización de personas mayores. La clave reside en prevenir.

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Janire ARRONDO I

Gracias a los avances tecnológicos y medicinales, a la calidad de la higiene o la disminución de las guerras, en Europa la longevidad aumentó de modo impresionante a lo largo del pasado siglo. Y durante este siglo seguirá creciendo la esperanza de vida. Tanto, que se estima que para el 2.050 se incremente en otros 10 años la expectativa, situándose cerca de los 90 años de media. A esta variación demográfica hay que sumarle la disminución de la natalidad durante las últimas tres décadas, que ha provocado el envejecimiento de la sociedad. Así las cosas, en Euskal Herria hay más personas mayores de 65 años que menores de 20. En 1981 había 26 mayores por cada cien personas menores de 20. Hoy hay 110 mayores de 65 años por cada cien menores de 20. Este desequilibrio, además, irá en aumento.

Con los datos demográficos actuales y observando la evolución de la pirámide de edades, en pocas décadas el actual sistema económico y social no podrá hacer frente a la demanda que exigirá este colectivo; no será posible atender sus necesidades correctamente. Ante esta situación, llega a Gipuzkoa un método innovador que mediante la prevención promoverá el envejecimiento activo y la descongestión de los servicios sociales y sanitarios. El programa piloto «Vida y Legado» fue presentado ayer en Ordizia, arrancará en junio y se extenderá por Gipuzkoa.

Mediante el deporte

El proyecto se centrará en instalaciones deportivas de las localidades implicadas. Su creador, el sociólogo y gerontólogo, Jokin Garrues, explicó ayer en Ordizia en qué consiste el proyecto piloto. El objetivo del programa «Vida y Legado» es lograr la sostenibilidad económica de la plaza residencial de la persona mayor y descongestionar parte de los servicios sociales y sanitarios, promoviendo el envejecimiento activo. Entienden que la sociedad debe apoyar una cultura del envejecimiento activo y saludable que permita que los mayores sufran menos por prejuicios y estereotipos asociados a la edad. Necesitan espacios que puedan compartir con personas de todas las edades para no sentirse apartados de la sociedad y seguir participando en el ámbito económico, social, cultural y político.

Para la aplicación de este tipo de proyectos, Vida y Legadocree que el lugar idóneo son los centros deportivos. Las generaciones provenientes del baby boom de los años 70 «tienen otra cultura en cuanto al deporte y la salud», según Garrues. Esto supondrá que en un futuro cambien las necesidades de los mayores. Así pues, realizarán un estudio bio-sicosocial en los polideportivos a 250 personas de entre 45 y 50 años y conseguirán un diagnóstico para poder crear programas de evolución. Para ello, habilitarán en Ordizia un espacio en el polideportivo Majori. Después del estudio aleatorio sobre 250 personas, algunas de ellas participarán en la segunda fase.

Esta labor se recoge en la primera fase de las cuatro que forman el método. Fue explicado ayer por Garrues acompañado por sus supervisores, entre ellos el académico alemán de la Clínica Universitaria Frankfurt Goethe, Martin Baumaister, y el académico de la Universidad de Deusto Imanol Amaira, además de los integrantes del grupo multidisciplinar coordinado por el propio Garrues, que cuenta con sociólogos, trabajadores sociales, sicólogos y médicos.

Físicas, sicológicas y sociales

En la primera fase del método, a las personas analizadas se les pasará en primer lugar el protocolo GRB, herramienta que sirve para valorar de forma amplia y completa la situación de la persona.

Este protocolo mide el estado físico y los antecedentes médicos familiares, el estado sicológico y la red de apoyos sociales del individuo. Una vez definida la situación, se asignarán a cada persona hasta tres programas distintos dirigidos a contrarrestar las carencias detectadas.

Posteriormente, se realizará un seguimiento a los usuarios midiendo la evolución física y sicológica, así como la cohesión social obtenida. Y es entonces cuando se pondrá en marcha la segunda de las cuatro fases previstas con la implantación de un programa piloto relacionado con el deporte, basado en la teoría de la retrogénesis.

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