A medida que transcurren las horas se conocen nuevos datos en torno a la operación militar estadounidense que acabó con la vida del líder de Al-Qaeda, Osama bin Laden, y de otras cuatro personas, que no hacen sino desmentir aspectos de las distintas y contradictorias versiones que está ofreciendo Washington y que suscitan nuevas dudas.

Una hija de Osama bin Laden, de 12 años de edad, aseguró a las autoridades paquistaníes que su padre fue capturado con vida por el comando de élite estadounidense que asaltó el lunes la casa en la que vivían en Abbottabad y que luego fue ejecutado delante de la familia, informó ayer la cadena de televisión Al-Arabiya, que citó fuentes de la seguridad de Pakistán.

La fuente, identificada como un alto responsable de seguridad, indicó que los soldados capturaron a Bin Laden durante los primeros minutos del asalto militar, antes de dispararle. Explicó que después de que éstos abandonaran el lugar, llevándose el cuerpo del líder de Al-Qaeda y presumiblemente de uno de sus hijos, las fuerzas de seguridad paquistaníes recuperaron sobre el terreno cuatro cadáveres -tres hombres y una mujer- con impactos de bala y detuvieron a dos mujeres y seis niños de entre dos y doce años.

Según la versión de su hija y de los otros arrestados, Bin Laden se encontraba en la planta baja, no estaba armado y ninguna de las personas que había en la vivienda dispararon contra los helicópteros o los militares estadounidenses. Las fuerzas de seguridad paquistaníes realizaron un minucioso registro de la residencia y aseguraron no haber encontrado ni armas ni explosivos.

Los detenidos fueron trasladados a Rawalpindi, cerca de Islamabad, y según la fuente citada por Al-Arabiya, una de las mujeres señaló que se habían trasladado a la casa de Abbottabad «hace cinco o seis meses».

Los responsables estadounidenses aseguran que se cree que Bin Laden llevaba cinco o seis años en el lugar y que le tenían localizado desde agosto de 2010. En un primer momento también habían dicho que estaba armado y ofreció resistencia, aunque luego tuvieron que admitir lo contrario. No llevaba armas y contaba con escaso personal para defenderle y en la vivienda no había ni búnker, ni bodega, ni cualquier otro lugar donde se pudiera haber escondido.

Seis meses o seis años, lo que sí es seguro es que Bin Laden había primado pasar desapercibido sobre la seguridad, como evidencia el hecho de que los soldados estadounidenses no encontraran apenas resistencia en la vivienda, según los testimonios recogidos por AFP entre sus vecinos.

Los expertos coinciden en que no tener seguridad es la mejor manera de no ser descubierto, ya que vivir con más de un equipo de guardaespaldas podría despertar la curiosidad. «Para seguir siendo invisible es mejor tener un equipo de seguridad ligero», indicó el analista paquistaní Hassan Askari, quien agregó que «los hombres armados se pueden detectar por satélite».

En cualquier caso, de ser cierto que llevaba años en el mismo lugar, varios expertos de servicios de inteligencia consultados por AFP coincidieron en señalar su sorpresa porque Bin Laden ignorara una regla cardinal de la clandestinidad: la de mantenerse en movimiento cambiando a menudo, «pero no demasiado para no levantar sospechas», de lugar de residencia.

Creen que en su decisión de permanecer en el mismo lugar pudieron influir, además de pensar que encontraría protección en Abbottabad, el cansancio por tantos años huyendo, la recompensa de 25 millones de dólares y la intensificación de los bombardeos de los aviones no tripulados estadounidenses en las áreas tribales de Pakistán.

«Completamente legal»

Las autoridades estadounidenses siguieron ayer justificando la acción ordenada por su presidente y premio Nobel de la Paz 2009, Barack Obama, que, por otro lado, muy pocos cuestionan. El secretario de Estado de Justicia, Eric Holder, insistió en que la operación fue «completamente legal y coherente con nuestras leyes y nuestros valores» y un «acto legítimo de defensa nacional».

En su comparecencia ante el Comité de Asuntos Jurídicos del Senado, Holder incidió en que era el líder de Al-Qaeda, la organización que cometió los atentados del 11-S, y agregó que «él había dicho que no se dejaría capturar con vida». Subrayó que si Bin Laden «se hubiera rendido o hubiera intentado rendirse, creo que lo habríamos aceptado, pero no había ningún indicio de que quisiera hacerlo y, por lo tanto, su asesinato fue apropiado».

El director de la CIA, Leon Panetta, admitió que en los interrogatorios que permitieron localizar a Bin Laden se utilizó con «intensidad» el «ahogamiento estimulado», en referencia a los métodos de tortura conocidos como «la bañera» y «la bolsa». En cuanto a la cuestión de si el objetivo de la misión era acabar con su vida o capturarlo, Panetta aclaró que los agentes especiales contaban con el visto bueno para matarle.

El jefe de la CIA reiteró que no se informó a Pakistán de la operación para no ponerla en riesgo, pero recordó que Obama aclaró en su día a los pakistaníes que si lograba pruebas contundentes sobre el paradero del líder del Al-Qaeda, las fuerzas estadounidenses lo capturarían.

Pakistán seguía siendo ayer cuestionado por su precario equilibrio entre la colaboración con Washington en su lucha contra el «terrorismo» y su doble juego con los talibanes y Al-Qaeda. Su primer ministro, Yusuf Raza Gilani, rechazó las acusaciones de permisibidad y sostuvo que no haber encontrado antes a Bin Laden «ha sido un fracaso de la inteligencia mundial, no sólo de Pakistán».

Mientras, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, que calificó de «justificada» la operación de Abbottabad, urgió a reforzar la coopera- ción con Pakistán para luchar contra el «terrorismo».

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Navi Pillay, se refirió ayer a la operación militar. Señaló que sigue de cerca los detalles que se están proporcionando y la justificó al mencionar que Bin Laden «había asumido la plena responsabilidad por sus acciones, incluyendo asesinatos que podrían ser calificados de crimen contra la humanidad». Pillay dio por buena la versión de EEUU al señalar que Washington «ha dejado claro que su intención era detenerle si podía» y agregó que eso «hubiera sido difícil».