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ELECCIONES EN EUSKAL HERRIA

Donostia, el feudo del equilibrista Odón Elorza

«Veinte años no es nada», cantaba Carlos Gardel en su tango «Volver». Es lo que debe pensar Odón Elorza (PSE), quien tras doce años como concejal y dos décadas más al frente del Ayuntamiento de Donostia aspira a poner otra muesca en su bastón de mando.

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Imanol INTZIARTE

El cuasi eterno alcalde parte como favorito para ser el más votado, aunque en principio se quedará lejos de la mayoría absoluta. Así que todo pasar por saber qué conejo se saca de la chistera a partir del día 23. Elorza llegó a la Alcaldía en 1991 con los votos de PP y PNV, en unos comicios en los que Xabier Albistur (EA), fue el candidato más votado, por delante de HB. El PSE fue la tercera fuerza, el PP la cuarta y el PNV la quinta. Como un equilibrista que siempre se mantiene en el alambre, desde entonces ha gobernado «junto a» o «con el respaldo de» unos u otros, tirios o troyanos, a excepción de la izquierda abertzale. Lo mismo con María San Gil (PP) que con Ainhoa Beola (Aralar) y Duñike Agirrezabalaga (Alternatiba), caso de esta última legislatura.

Su imagen de «ir por libre», muchas veces al margen de las tesis oficiales de su partido, le permite rascar votos en todos los nichos electorales, como demuestran las comparativas entre los resultados de las municipales y los de las forales, que se celebran el mismo día. Por ejemplo, en 2007, el resto de candidaturas importantes -nulo incluido- obtuvo en Donostia menos votos para su candidato a alcalde que para su candidato a diputado foral, mientras que Elorza sumaba casi 3.500 papeletas más.

Bildu, PP y PNV pugnarán por la segunda plaza. La coalición soberanista de izquierdas presenta como alcaldable al independiente igeldotarra Juan Carlos Izagirre, médico de familia de profesión. Si consigue aunar los casi 11.000 votos anulados de 2007 y los más de 6.000 de EA estarían en disposición de subirse al segundo cajón del podio. Habrá que ver cuántos resta Hamaikabat y cuantos suma Alternatiba, formaciones nonatas hace cuatro años.

El Partido Popular, 15.872 votos en 2007, cambia de registro. Al menos, en las formas. La virulencia verbal de María San Gil y su sucesora, María Jesús Usandizaga, deja paso en la cabecera del cartel a Ramón Gómez, quien ya fue elegido concejal en Donostia en 1999 y 2003 y que, tras unos años retirado de la política, ocupa actualmente un escaño en el Parlamento de Gasteiz.

El PNV continúa a la búsqueda de un «mirlo blanco» que ponga fin a su larga travesía por el desierto. Lejos quedan los tiempos de Ramón Labayen, el último alcalde jeltzale hasta la fecha. Hace cuatro años apostó por Xabier Ezeizabarrena, quien se quedó en cerca de 13.000 respaldos. En esta ocasión juegan la carta de Eneko Goia, hombre de confianza de Markel Olano y que ha ejercido en esta legislatura como portavoz de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

El resto de formaciones en liza podrían ser determinantes a la hora de cuadrar la cuentas. La coalición EB-Aralar obtuvo tres asientos en 2007, pero ahora se presentan por separado -Kintxo Gómez y Ainhoa Beola son sus respectivos cabezas de lista- y a los primeros se les desgajó Alternativa. Por su parte, Hamaikabat se quedó con uno de los dos ediles obtenidos bajo las siglas de EA, pero parece muy complicado que Iñaki Galdós logre mantenerlo.

Si se repitieran miméticamente los votos de hace cuatro años -contando los nulos como válidos-, el PSE obtendría 10 concejales, Bildu y el PP 5 cada uno, el PNV 4 y los 3 restantes se repartirían entre Aralar y EB. Elorza estaría en condiciones de repetir fórmula, aunque se quedaría a uno de la mayoría absoluta. Para destronarle y llegar a ese postodonismo del que tanto se habla, la oposición tendría que hacer encaje de bolillos.

La vivienda seguirá siendo uno de los temas estrella; se ha construido mucho pero eso no ha impedido que Donostia siga siendo una de las localidades más caras del Estado español. Y en la recámara aguardan proyectos como Auditz Akular, cuarteles de Loiola... El transporte -llegada del TAV, estación intermodal, metro- no le andará a la zaga. La ciudad cuenta con una ¿estación de autobuses? indigna.

El desaguisado de Illunbe o las protestas ciudadanas contra algunas zonas OTA serán otras patatas calientes para el nuevo regidor, amén de problemas comunes de todo municipio como el paro, los servicios públicos y sociales o la movilidad interna.

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