Giro 2011
Homenaje póstumo a Weylandt
Sus compañeros en el Leopard y Tyler Farrar fueron los protagonistas en una jornada de luto.
Asier AIESTARAN
La cuarta etapa del Giro se convirtió en un homenaje póstumo al llorado Wouter Weylandt. Su equipo, el Leopard, y Tyler Farrar (Garmin), compañero de entrenamientos y amigo íntimo del fallecido, fueron los grandes protagonistas en una jornada emocionante que recordó al homenaje recibido por Fabio Casartelli en la etapa que terminó en Pau en el Tour de 1995.
Los corredores y la organización pactaron que los 216 kilómetros entre Génova y Livorno se recorrieran de forma neutralizada, por lo que las clasificaciones no sufrieron ningún cambio. En la salida, se guardó un sentido minuto de silencio y durante el recorrido cada uno de los 23 equipos participantes fue turnándose en la cabeza del pelotón cada diez kilómetros.
Como no podía ser de otra manera, la última decena correspondió a los compañeros de Weylandt en el Leopard, a los que se unió Tyler Farrar para cruzar la meta todos abrazados y con el corredor flamenco en la mente de todos los presentes. El propio Farrar, vecino de Weylandt al tener su residencia fijada en Gante durante la temporada europea, anunció durante la mañana que está destrozado anímicamente y que prefiere abandonar la carrera tras la etapa-homenaje de ayer.
También fue un día intenso para los familiares de Weylandt, que llegaron al aeropuerto de Milán en la tarde del lunes y que ayer lloraron al fallecido en el tanatorio de Lavagna. No obstante, su compañera Anne Sophie -espera un hijo para setiembre- y los padres de Weylandt quisieron pasar por el lugar del accidente para depositar las habituales flores en su recuerdo.
Al menos, tendrán la tranquilidad de que el corredor flamenco no sufrió tras el accidente. La autopsia llevada a cabo ayer por el doctor Armando Mannucci en el hospital de Lavagna reveló que Weylandt sufrió un «traumatismo craneofacial fatal», con lesiones en la base del cráneo y varias lesiones graves tanto internas como externas.
«Poco al lado de una vida»
Tanto en la salida como en la llegada, el recuerdo de Weylandt estuvo presente en todas las declaraciones realizadas. «Un Giro es poco al lado de una vida», comentaba el Euskaltel Jorge Azanza, uno de los que presenciaron la tragedia de cerca. El francés Jerome Pineau, ex compañero de equipo y habitación de Weylandt, recordaba antes de la partida que «nadie nace para morir así», y que «el ciclismo es un trabajo peligroso».
También se mostró muy conmovido Angelo Zomegnan, el director del Giro. «En los momentos difíciles sólo se detiene el que no sabe dónde andar, y nosotros andamos para ir a Livorno. Ayer pasé uno de los peores días de mi vida cuando fui a recibir a la mujer de Weylandt», reconoció Zomegnan.
Y tras dos jornadas complicadas para la familia ciclista, el pelotón volverá hoy a la competición pura y dura con la quinta etapa entre Piombino y Orvieto, de 191 kilómetros. Se trata de una jornada de media montaña con los altos de Saragiolo y Croce di Fighine, ambos de tercera. El recorrido incluye tres tramos de tierra -el famoso sterrato- con un total de 19 kilómetros. Además, la meta está colocada en un pronunciado ascenso propicio para los ataques, con un tramo del 15% de desnivel a menos de tres kilómetros de meta.
En la clasificación general, David Millar (Garmin) sigue como líder, con Ángel Vicioso (Androni) segundo a siete segundos y Konstantin Sivtsov (Columbia) en tercera posición a nueve.