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Victoria Mendoza Psicoterapeuta

México: pienso en ti

Para nosotras mujeres y madres, el mayor problema en México es que nos están matando a nuestros hijos. Asesinatos de miles y miles de jóvenes inocentes

Una vez más los mexicanos dan muestra de solidaridad y fuerza al salir a las calles exigiendo, entre otras cosas, que se garantice de forma inmediata la seguridad ciudadana, la detención de los autores materiales e intelectuales de crímenes masivos que se cometen cada día en nuestro país.

Una vez tuve la oportunidad de ver un documental muy interesante, en el que un sicario mexicano arrepentido daba a conocer muchos detalles escabrosos; por ejemplo, una de las formas de tortura: poner sábanas en el cuerpo desnudo, echar alcohol y prender fuego, y cada vez ir quitando piel. La forma de vigilar y secuestrar, esconder, asesinar y desaparecer los cadáveres, el hecho de que una mujer pueda ser violada hasta por veinte sicarios a la vez. Y un dato de lo más interesante es saber que los narcotraficantes se ahorran la formación de sus sicarios porque pagan a las escuelas militares y de policías para que ahí mismo sean entrenados para que al final de su formación sea seleccionado un grupo y entregado directamente a los narcotraficantes. Explicó con lujo de detalles cada uno de sus actos, asegurando que todo esta convenido y acordado; es decir, se confirma el hecho de que Gobierno mexicano, narcotraficantes y poder judicial y militar conforman una mafia de crimen más que organizado, donde hay gente para todo: información de los bancos de las cuentas bancarias de quien les interese; gente infiltrada conociendo cada uno de sus movimientos; sicarios a la carta para sobornos, chantajes, cobros y ajustes de cuentas; academias de policías para formar a estos futuros sicarios; abogados y políticos corruptos que defienden sus intereses y hacen la vista gorda dejando impune a cualquier político o narcotraficante... En fin, que todo está en el guión, contando por supuesto con la ayuda de nuestros vecinos estadounidenses y de cualquier país desde donde se envía o donde haya que enviar la droga.

Esto no es lo peor en México para nosotras, mujeres y madres. El mayor problema es que nos están matando a nuestros hijos. Asesinatos de miles y miles de jóvenes inocentes que mueren en cualquier enfrentamiento y tiroteo, porque de esa manera ajustan deudas de algún familiar. Son asesinados también porque a muchos de ellos se les ha querido reclutar en el negocio y se han negado, y mueren por el solo hecho de haber pasado en determinado momento por determinada calle, y por haber nacido en un país que, con todo lo bello e inmenso que es, está siendo mancillado por todo ese tsunami de violencia, corrupción política, impunidad, avaricia y crueldad a las que nos vemos sometidos cada día en México.

Y ese miedo y esa rabia son los que nos hace salir a la calle y decir: ¡Basta, no más muertes de inocentes! ¡No más corrupción, asesinatos e impunidad! ¡No más mentiras ni cobardías políticas! Desde aquí mi solidaridad y mi apoyo, desde lo más profundo de mi sentir como mexicana, como mujer y como madre, como profesional del dolor, como fundadora de asociaciones multiculturales, como una más que se suma a cualquier movimiento social que reivindique nuestros derechos humanos y, en este caso, el derecho a que nuestros hijos puedan vivir seguros y en paz.

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