Me hace ilusión encontrar rostros y nombres conocidos en vuestras planchas electorales. Doy por supuesto que todas vuestras listas rezuman la honestidad y competencia que aprecio en quienes me son más familiares.

Son muchas las cosas que me gustaría deciros en este momento. Cuando las urnas os hayan elegido, mantened la misma calidad humana y política que os ha colocado a fecha de hoy en la instancia de los elegibles.

Os habéis proclamado contrarios a la violencia. Compromiso audaz el vuestro, ya que las instituciones a las que vais a acceder están impregnadas de violencia estructural: son el filtro que impide a miles de personas tan honestas como vosotros y vosotras el derecho a ser elegidas; un tamiz que encubre las torturas y la crueldad carcelaria. El interior de muchas entidades está repleto de espacios opacos opuestos a la participación ciudadana. El exterior, por el contrario, está saturado de personas necesitadas, las víctimas de un capitalismo brutal.

Gentes llanas de Euskal Herria, gentes de Bildu: el documento que habéis suscrito os obliga a defender todos los derechos conculcados a lo largo y ancho del mundo. En esta apasionante tarea que acometéis no estáis solas. Sois depositarias de la masiva esperanza que habéis generado. Ella es vuestro reto y vuestra fuerza.

Os debéis al pueblo que os ha promocionado y elegido. Queremos hacer historia y lo vamos a conseguir si nos complementamos mutuamente.