Juanjo Basterra Periodista
¿Qué hicieron en la época de abundancia de beneficios?
El rostro de quienes ostentan las direcciones de las cúpulas empresariales es tremendamente alargado. Una vez más quieren salir de la crisis con todos los ases en su poder y dejando a los trabajadores en el desamparo, con más paro, bajos salarios y condiciones de precariedad absolutas. Quieren que los salarios no crezcan en la medida en que lo hace la inflación, que está desbocada y, por lo tanto, encarece las compras de todo el mundo, pero más las de quienes ganan menos. Algunos de estos privilegiados con salarios de seis y siete dígitos se han atrevido a decir que ese sistema de cálculo es del pasado.
Nos dicen que nos tenemos que acomodar a los nuevos tiempos, y ligar los salarios a la productividad. Es lo mismo que reducir el salario, porque, si no fuera así, no lo propondrían con tanta insistencia. Según el Consejo de Relaciones Laborales, Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se encuentran en el grupo de cabeza de la productividad de la UE. Entonces, ¿por qué se queja el presidente de Cebek, José María Vázquez Eguskiza? Sabe que en ese grupo los salarios europeos son también más elevados que los salarios de los vascos, pero sobre eso es mejor callar.
Los datos de evolución económica de la OCDE confirman que las reformas de empleo y de las pensiones aprobadas en el Estado español no han mejorado la situación de la economía ni del empleo como nos prometieron. Los empresarios han aprovechado para reducir y precarizar plantillas para obtener más beneficios y para hacer campaña para que se impongan medidas todavía más regresivas. La principal, que la esperan desde hace tiempo, el despido libre.
Vázquez Eguskiza no ha explicado lo que han hecho los empresarios en época de abundancia de beneficios. Ni lo que ganan. No lo hace porque sabe que hasta en época de crisis siguen ganando mucho dinero, mientras que pierden los trabajadores. Como indica la OCDE, entre 1999 y 2007, período en el que los elevados beneficios rompían los récord un año tras otro, los salarios reales de los trabajadores cayeron un 4% en el Estado español y, en cambio, los beneficios empresariales crecieron en un 73%.
¿De qué se quejan estos empresarios? Ya está bien.