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ELECCIONES EN EUSKAL HERRIA

Política económica de gobierno

Todos los partidos que han gobernado las distintas instituciones han tenido acuerdos presupuestarios entre ellos que hacen dudar de que tengan proyectos económicos muy diferenciados o voluntad de desarrollarlos.

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Escuchar a Patxi López prevenir a la ciudadanía «progresista» de que viene el lobo de la derecha y se va a comer los servicios públicos puede resultar hilarante o irritante, según como se lo tome cada cual, pues esa derecha que, si se hace con las diputaciones va a acabar con las políticas sociales, es la misma derecha que le ajusta y aprueba sus presupuestos.  
Y cuando Iñigo Urkullu despliega el catálogo de catástrofes que en apenas dos años han causado PSE y PP con su manejo de las cuentas de la CAV, la reacción es similar, puesto que es preciso recordar que esos presupuestos se han aprobado sin la oposición del PNV. O, mejor dicho, en el marco de un acuerdo global en el que el PNV aprobaba los presupuestos del Gobierno español a cambio de que el PSE apoyara o, al menos, no se opusiera a las cuentas de las tres diputaciones.
En nombre de la gobernabilidad y la estabilidad, aquí todos los partidos con poder institucional han entrado en una maraña de pactos y acuerdos presupuestarios que, a la postre, dan a entender que no hay otra alternativa económica que la que en este momento se lleva adelante desde el poder.
La derecha apoya al PSE en la política económica de la CAV, y el PSN apoya a la derecha en la política económica en Nafarroa. El PP clama al cielo contra Zapatero, pero sostiene a Patxi López a pesar de su «azapateramiento» (último hallazgo léxico de ese gran inventor de palabras que es Antonio Basagoiti). El PNV se queja de que se hable de otros pactos que no sean el del PSE con el PP, pero es que en Araba los que funcionan son los de los jeltzales con el partido que, según Urkullu, desde Lakua está hundiendo el país.
Y en esta rueda entra también Hamaikabat, formación que hoy parece ya abocada a la extinción y que adoptó poses de modernidad, permeabilidad con la sociedad y hasta ciertos ademanes de superioridad ética sobre el resto, pero que cabe recordar que pactó con PNV y PSE un acuerdo para garantizarse que durante 2010 habría presupuestos allá donde gobernaran.

PSE-PSN, UPN, PP, PNV y H1! tendrán programas distintos, propuestas económicas diferenciadas y se intercambiarán las más feroces críticas durante la campaña electoral e incluso después, cuando se formalicen las coaliciones de gobierno en cada institución. Pero la experiencia demuestra que cuando precisan de acuerdos para sacar adelante sus presupuestos, encuentran pronto los consensos necesarios o, al menos, firman pactos de no agresión.
Aducen que, en estos tiempos de crisis, la ciudadanía no entendería que los partidos no se pusieran de acuerdo. Lo que no debería entenderse es que, con la que está cayendo, lo que no se vean por ningún lado  sean presupuestos que beneficien a los que menos tienen y hagan pagar a los que día a día nos restriegan sus pingües beneficios. Lo que no se entiende es que se parezcan tanto entre ellos y, en conjunto, a Botín.

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