Aunque muchos temían el caos sufrido hace poco más de un año en el tráfico aéreo, las perturbaciones han resultado ser de momento menores. El volcán islandés Grimsvotn que entró en erupción el pasado sábado provocó ayer la anulación de poco más de 500 vuelos en el norte de Europa; nada que ver con los más de 10.000 vuelos cancelados el año pasado tras varias semanas de erupción del volcán Eyjafjallajokull.

La nube de cenizas cubría ayer gran parte de Escocia y norte de Irlanda, y se esperaba su desplazamiento a Escandinavia, Dinamarca y Alemania; en el primero los principales aeropuertos se mantuvieron cerrados durante todo el día, mientras en los demás tomaron las medidas de precaución previstas por la Agencia Europea para la Seguridad en la Navegación Aérea.

Noruega y Gran Bretaña también optaron por cerrar parcialmente su tráfico aéreo, debido a una concentración media de ceniza proveniente del volcán islandés.

Eurocontrol advirtió ayer que, según las condiciones metereológicas, la nube volcánica podría seguir su curso en los próximos días hacia los Estados francés y español; no obstante, el responsable Brian Flynn también aseguró que las previsiones aún no eran precisas, y aunque exista la posibilidad de una intensificación en la erupción del volcán, no esperan «el cierre de aeropuertos a gran escala».

La Unión Europea, por su parte, puso en marcha anteayer una célula de coordinación de crisis para responder al posible impacto de la nube de ceniza; dividieron los países en un baremo según la gravedad de la situación, en la que situaban a Escocia en zona roja -de máxima gravedad- y el norte de Irlanda en zona azul -en término medio-.