TRAS EL 22-M
¿Vuelta al Pacto de Ajuria Enea?
Iñaki IRIONDO
Bildu ha irrumpido con 315.977 votos en los comicios forales, en un contexto de crecimiento del apoyo al PNV, de debacle del PSE y de leve caída de la derecha española. Aunque no hay dos elecciones comparables, las grandes tendencias no cambian de la noche a la mañana, por lo que la coalición abertzale de izquierdas ha llegado para quedarse y alterar sustancialmente el mapa institucional que hemos conocido hasta la fecha en Euskal Herria y también las estrategias políticas.
El domingo habló la ciudadanía y lo que está ahora sobre la mesa de los partidos no es únicamente cómo conformar las instituciones para los próximos cuatro años. Hay mucho más en juego y no es el puerto exterior de Pasaia. La izquierda abertzale ha gobernado durante años grandes municipios en algunas de las comarcas más prósperas del país y, lejos de que esas zonas se hayan hundido, los empresarios hayan huido y la civilización haya retrocedido a la Edad de Piedra, lo cierto es que la población les ha ido revalidando en las alcaldías, incluso con mayorías absolutas. Cabe, por tanto, confiar en que también Bildu sabrá gestionar con racionalidad la Diputación de Gipuzkoa y los ayuntamientos, incluido el de Donostia, compaginando la aplicación de su programa con los acuerdos necesarios para sumar mayorías que permitan que las decisiones sean aprobadas.
Por lo tanto, las razones por las que algunos proponen volver a los infaustos tiempos en los que el Pacto de Ajuria Enea, comandado por José Antonio Ardanza, llevó a la práctica el «aislamiento de HB», no son que Bildu esté integrada por unos rojos con cuernos y rabo, sino que PSE y PP pretenden parar el cambio político que puede avecinarse si los abertzales de izquierda siguen sumando en las instituciones. Y es también ése el esquema en el que el PNV tendrá que tomar sus próximas decisiones estratégicas. El unionismo teme el avance del independentismo y pretende frenarlo hablando de «progreso» e «infraestructuras».