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CRÓNICA | LA AFICIÓN SE HIZO NOTAR

Una visita a la vieja Tallín al grito de «tere» y «aitah»

A pesar de no ser muchos en cantidad, la expedición vasca no pasó desapercibida en la capital de Estonia desde primera hora hasta bien entrada la tarde. Ya fuera de turisteo, de fiesta o montados en «segway» como los propios jugadores, los habitantes de Tallín pudieron percatarse de que a la noche había partido.

Asier AIESTARAN

La única jornada completa de la expedición vasca en Tallín sirvió, como no podía ser de otra manera, para visitar los puntos más emblemáticos de la capital estonia. Aunque el sol primaveral que dio la bienvenida a la selección se convirtió de la noche a la mañana en viento del norte húmedo y helador, la delegación vasca puso buena cara al mal tiempo para intentar aprovechar al máximo su estancia en la ciudad báltica.

Con la despedida de Martín Lasarte y la posibilidad de que Valery Karpin -nacido precisamente en Estonia a pesar de optar por la nacionalidad rusa- como temas recurrentes de conversación, un grupo de unas 50 personas recorrieron las calles del casco antiguo visitando la multitud de iglesias que se concentran en ella, el parlamento o la perfectamente conservada muralla medieval.

Incluso el curioso parecido fonético de algunas palabras en estonio y euskara dio pie a que los visitantes bromearan con los locales. Así, las palabras «tere» -hola en estonio- y «aitah» -para decir gracias- se convirtieron en el grito de guerra para intentar salvar, con más empeño que otra cosa, la brecha idiomática entre ambas comunidades.

Más acostumbrados estarían, sin ninguna duda, la decena de estudiantes que se acercaron en coche desde Vilnius (Lituania), donde se encuentran de Erasmus, para animar a la selección vasca. Perfectamente pertrechados con sus ikurriñas y banderolas en favor de la repatriación de los presos vascos, sus voces dejaban claro que no estaban en Tallín de simple turisteo.

Según confirmaron desde la federación, se recibieron casi 25 peticiones de entradas para asistir al partido de anoche por gente que pensaba desplazarse por su propia cuenta. Y al final, entre unos y otros, consiguieron que la Raekoja Plats, punto neurágico de la ciudad antigua de Tallín, se convirtiera en algo así como la plaza mayor de cualquier pueblo de Euskal Herria.

Y es que, a pesar de que estaban hospedados en un hotel diferente, los técnicos y directivos de la federación también aprovecharon la mañana para pasear por la ciudad y, cómo no, acabaron por unirse al numeroso grupo vasco. Por tanto, los únicos que faltaban por aparecer eran los jugadores.

Paseo en segway

Pues ellos también hicieron acto de presencia, aunque eso sí, de una manera un poco diferente. Al parecer, recorrer las calles en Segway -vehículo de dos ruedas en el que uno avanza estando de pie, como se puede apreciar en la imagen de abajo-, se ha convertido en el pasatiempos preferido de los futbolistas en este stage y ayer fueron la principal atracción de los viandantes, que miraban con atención intentando identificar el escudo de sus prendas deportivas.

Sus seguidores, en cambio, los conocían prefectamente, y el paso de los jugadores originó todo tipo de comentarios y ánimos, desde el habitual «Zuru, Zuru» dirigido al pelirrojo de Rochefort hasta un «lesionatu gabe», quizás por el exceso de confianza mostrado por más de uno sobre el curioso aparato.

En definitiva, una bonita jornada de asueto que, sin tapar el objetivo real de la cita y su importancia para la selección, demuestra que su afición también es top, que diría Mourinho.

 

 

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