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Alpinismo Alaska

Matt Helliker y Jon Bracey se recrean en la norte del Hunter

Los alpinistas británicos abren «The cartwright connection» (M6, AI6, 5.8, A2, 2.000 m) en la emblemática cara norte del Mount Hunter (4.442 metros, Alaska). Para la apertura necesitaron seis jornadas, y tuvieron que soportar duras condiciones como tormentas, coladas de nieve y mucho viento.

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Andoni ARABAOLAZA

El Mount Hunter (4.442 m) no es es el pico más alto de Alaska; ese «honor» es para el Denali, con sus 6.194 metros. Pero, a diferencia de este gran coloso, el Hunter tiene una cara norte, un contrafuerte o espolón norte, de quitar el hipo. Es tal la atracción para la élite del alpinismo mundial que algunos de los más soñadores ya han hincado el diente -o lo han intentado- a esa impresionante mole mixta.

En su tiempo la vertical, sombría y durísima cara norte se hizo famosa por la apertura de la ruta «Moonflower», y así, a ese murallón, se le conoce como el espolón Moonflower. Pues bien, los días 13 y 18 de mayo los alpinistas británicos Matt Helliker y Jon Bracey se recrearon abriendo una nueva vía en esa famosa pared: «The cartwright connection». Una importante nueva línea de 2.000 metros que lleva un sello de grado 6, es decir, el máximo utilizado en la escala de Alaska. Y, si se quiere más concreción: M6, AI6, 5.8 y A2.

Dos intentos para conseguirlo

Gran dureza técnica y compromiso para la apertura de una nueva ruta, que les llevó dos intentos. En el primero, de un día, sólo pudieron abrir 10 tiradas. Ya tenían más o menos controlado el nuevo escenario y, tras apurar y mejorar las tácticas, Helliker y Bracey fueron a por el segundo y definitivo ataque, que duró seis jornadas.

Dos alpinistas, cuatro campamentos montados en los 2.000 metros de apertura, y un gran trabajo de resistencia frente a los ataques de las violentas tormentas que se desataron esos días, que llegaron a ser de tal magnitud que los británicos estuvieron a punto de retirarse.

Los propios protagonistas definían así la experiencia vivida durante la apertura: «La escalada fue dura, peligrosa, aterradora... pero preciosa, y nos exigió todo lo que teníamos en nuestras mentes y en nuestros brazos para salir con éxito. Las últimas 36 horas de nuestro ataque hasta la cima del espolón norte, y los 38 rápeles posteriores hasta la base de la pared, fueron una experiencia en la que nos sentimos como fuera de nuestros cuerpos, algo que nunca habíamos sentido antes».

Como explicábamos, hicieron una primera incursión «para ver de qué iba la pared». Fueron 10 tiradas abiertas en el primer ataque, una jornada que les vino muy bien: «No estábamos muy convencidos con el hecho de cargar mucho material y llevar la hamaca. Así confirmamos nuestra táctica, que era primordial para atacar esta pared -recuerdan-. Luego, ya en el segundo ataque, las cosas fueron bien hasta el cuarto campamento. En ese momento nos quedamos sin comida, y eso que la previsión era llevar para entre 5 y 7 días. Nuestra táctica fue que el primero de cuerda fuera lo más ligero posible, y el segundo llevara la mochila. De esa forma, fuimos a buen ritmo».

Atrapados por la tormenta

El primer día en la pared transcurrió sin problemas. Montan la hamaca en una pendiente de 60º en pleno hielo, y una gran explosión de una cornisa les despierta. Con ese «desayuno» emprenden la escalada: «En esa jornada nos enfrentamos a muchas incertidumbres. Era difícil encontrar el camino adecuado, ya que el terreno era muy complejo y vertical, salpicado de setas de nieve colgantes. Matt luchó a tope, y llegó hasta la base de la gran barrera rocosa. Con la escalada a esta sección nuestra confianza creció, y así empezamos realmente a creer en nuestras posibilidades de éxito».

El tercer día fue el más duro: «Finas capas de hielo, fisuras desplomadas, roca podrida para escalada artificial, un largo de hielo vertical y mucho más. Llegamos a la hamaca a las 6 de la mañana. Finalmente, nos unimos a la Moonflower, y sentíamos que con un poco de suerte con el tiempo la nueva ruta sería una realidad. Todos los días nevó e hizo viento».

Después de que una tormenta les atrapara ya en la parte superior, vuelve la calma: «Los dos lo tenemos claro: ésta es nuestra única oportunidad para terminar nuestro trabajo. Sin alimentos, nuestra espera ya no tenía sentido. Por encima tenemos 500 metros y 13 tiradas. Las posibilidades de éxito siguen siendo insignificantes. Vemos unos rayos de sol, pero de nuevo empieza a nevar. Luchamos duramente contra las coladas de nieve. El frío era casi insoportable, pero nuestro optimismo y las ganas de no renunciar empezaron a ganar enteros. Estábamos totalmente agotados, como sumergidos en un sueño. A las 5 de la mañana acabamos nuestra ruta. Apenas nos dirigimos la palabra. Solo sabíamos que por delante teníamos 38 rápeles. 14 horas después nos encontramos en el glaciar. Nos desplomamos tras haber estado 36 horas despiertos y en plena actividad».

En memoria de Jules Cartwright

Además de las importantes dificultades técnicas que hubo que superar en esta nueva vía de 2.000 metros, los alpinistas tuvieron que apretar los dientes ante las violentas tormentas que les azotaron: «Estuvimos atrapados por las tormentas, pero en un momento decidimos salir para arriba a pesar del fuerte viento y las coladas de nieve. Si no hubiéramos salido de la hamaca para escalar con mal tiempo, no habríamos acabado el reto de esta vía, realizada en memoria de nuestro colega Jules Cartwright, que murió hace 7 años en los Alpes».

«La escalada en la parte superior fue tan dura que los dos estábamos convencidos de que oíamos voces que no eran las nuestras en los 300 metros finales. Pero no fue algo preocupante, sino más bien reconfortante. La mente jugó con nosotros, que estábamos destrozados. El espolón norte es unas de las paredes mixtas más verticales y bellas del mundo. Y nosotros la hemos escalado».

nueva ruta

La línea creada por Matt Helliker y Jon Bracey tiene 2.000 metros de recorrido y un grado 6, el máximo, en la escala de Alaska.

dureza

Aparte de superar duras dificultades técnicas, los alpinistas tuvieron que soportar complicadas condiciones climatológicas.

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