Tras el cambio en los ayuntamientos vascos
Bildu anuncia «puertas abiertas de par en par»
Un día después de la constitución de los consistorios en Hego Euskal Herria, Bildu afirmó que hay un escenario institucional «en clave de cambio», en el que su primer objetivo, «con carácter de urgencia», será avanzar hacia la consecuencia de un escenario democrático para el país. Sus portavoces subrayaron que trabajarán por la defensa de todos los derechos civiles y políticos, la legalización «sin demora» de Sortu y una solución «definitiva» para presos y víctimas.
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
Zuriñe Gaintza y Pello Urizar comparecieron ayer en Bilbo para hacer una lectura política de la constitución de los ayuntamientos de Hego Euskal Herria, en la que Bildu emerge como mayor fuerza municipal en los cuatro herrialdes en número de alcaldías (123) y tiene más de 1.100 concejales. Con esta representación, se comprometieron a «transformar» las instituciones más próximas a los ciudadanos.
Gaintza y Urizar, en euskara y castellano respectivamente, reiteraron que el país está instalado en un nuevo tiempo político donde «predomina un escenario institucional en clave de cambio, de punto final a la ilegalización, de punto final a las recetas represivas, de punto final a la negación del derecho a decidir». Por ello, la principal tarea de la alternativa soberanista de izquierda será, «con carácter de urgencia», avanzar hacia la consecución de un escenario democrático. «Es el principal mandato de las urnas», remarcaron, para luego aclarar que lo harán tanto donde gobiernan como donde son oposición.
Con esta meta, la «bandera democrática» de los alcaldes y ediles de Bildu será la defensa de todos los derechos civiles y políticos, de modo que todas las formaciones políticas puedan actuar en igualdad de condiciones. Y, por consiguiente, exigirán «la legalización sin demora de Sortu» y «una solución definitiva para los presos y para todas las víctimas en general».
El otro gran eje de actuación de la coalición estará dirigido los próximos cuatro años a abordar un proyecto de cambio económico y social progresista pueblo a pueblo, «abriendo las puertas de par en par a la participación ciudadana». «Nos habéis dado los votos y nosotros os devolvemos poder popular para que gobernéis», enfatizaron. Bildu apuesta por que su entrada en los consistorios sirva para dar protagonismo a los vecinos, a los que se digirieron sus portavoces para aclararles que «está en vuestras manos y nosotros vamos a poner los mecanismos para que sea así».
Toda esta tarea será posible gracias a los resultados obtenidos en las urnas y materializados el sábado con el liderazgo que los independentistas y soberanistas de izquierda asumieron en los ayuntamientos. Gaintza y Urizar resaltaron el papel de la coalición, de la que dijeron que ha sido la única fuerza política que ha adquirido la centralidad suficiente para acordar la gobernabilidad en diferentes municipios «en clave de cambio político e institucional, sumando más fuerzas a los resultados inmejorables del 22 de mayo».
Desterrar el partidismo
Bildu dijo saludar todos los pactos que se han alcanzado «con perspectiva de avanzar como pueblo, de sumar fuerzas, de anteponer los intereses comunes a los intereses partidistas».
En las antípodas de este espíritu situaron a UPN, PP, PSN y PSE, a los que ven en contra de cualquier cambio político, social e institucional, «enrocándose en las alianzas y recetas caducas» para entorpecer la búsqueda de una solución democrática. «Saben de antemano -remarcaron- que han perdido la batalla de los votos, de la adhesión popular y de las ideas, y que sólo les queda la trinchera del bloqueo que no conduce a ninguna parte».
Estimaron que «el frente del no» está necesitado de una profunda reflexión que les lleve a abandonar «definitivamente la defensa del esquema político e institucional caduco y trampeado por la Ley de Partidos, que ha sido desechado por abrumadora mayoría el 22 de mayo y, ayer [por el sábado], el 11 de junio».
A partir de hoy, Bildu inicia su trabajo en las instituciones en las que ha sido elegido para materializar el cambio político y social. «Tenemos las manos abiertas para el acuerdo, para hacer posible el cambio entre todos y todas, para la búsqueda de soluciones democráticas en los que todos los agentes políticos, sociales y sindicales y todas las personas deben participar, con responsabilidad, con altura de miras, con visión de país, con visión de futuro, pueblo a pueblo», incidieron ayer en su comparecencia en Bilbo.
Para la coalición, por boca de Zuriñe Gaintza y Pello Urizar, Euskal Herria vive nuevos tiempos «y merece la pena hacer una apuesta decidida para afianzar este escenario, porque merecemos la paz y la libertad y no nos cansaremos de trabajar para conseguirlo».
El PSN sí arrebató una alcaldía navarra a UPN con los votos de Bildu. Fue la de Larraga, con más de 2.000 censados. El secretario de Organización, José Luis Izco, dijo ayer que lo desconocían, pero no habrá castigo: «Hay preocupaciones más importantes ahora».
El reelegido alcalde de Bilbo, Iñaki Azkuna, se quejó de que los ediles de Bildu no acudieron ayer a la ofrenda floral por Diego López de Haro, fundador de la villa, y que en el acto se oyeron gritos por los presos. «Esto no augura nada bueno», afirmó.
El avance de Bildu en los ayuntamientos ha provocado estupor en medios del Estado y quejas de sus dirigentes políticos. Cayo Lara, líder de IU, manifestó por contra que «la democracia ha hablado» y dijo que ellos siempre han apoyado la legalización.
El valor del alto número de alcaldías conseguido el sábado por Bildu se lee mejor si se traduce al volumen de población al que gobierna ya: será cerca del 27% de los 2.825.000 ciudadanos de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa, lo que le convierte en segunda fuerza en este ránking a muy poco porcentaje del PNV y por encima de la derecha española (UPN o PP).
El mapa dibujado por los resultados del sábado es muy desigual geográficamente si se mide por este factor población: el PNV concentra su fuerza en Bizkaia, Bildu en Gipuzkoa y la derecha española en Nafarroa y en Araba. Así, los jelkides tienen vara de mando sobre cerca de 800.000 personas, y son sobre todo vizcainas, ya que regirá Bilbo y otras grandes poblaciones como Getxo, Sestao, Basauri, Zornotza, Durango, Mungia, Leioa... En Gipuzkoa sólo tiene tres alcaldías (Elgoibar, Hondarribia y Aia), y en Araba la única significativa a nivel de población es Amurrio.
Bildu gobernará a cerca de 500.000 personas en Gipuzkoa, donde además de Donostia ha asumido la gestión de ciudades del peso demográfico de Zarautz, Tolosa, Hernani, Lasarte, Azpeitia, Bergara, Arrasate, Andoain... Casi todo el mapa es suyo en este herrialde, pero tiene también plazas que suman decenas de miles de habitantes en los otros tres. Su presencia es la más homogénea. En total, abarca a cerca de 750.000 habitantes de Hego Euskal Herria.
El PSOE, por contra, mantiene el control de muy pocos municipios; casi todos están en Nafarroa, pero paradójicamente agrupan a menor volumen de población. Gestionará los intereses de unos 100.000 guipuzcoanos (Irun, Eibar y Zumarraga), de unos 165.000 vizcainos (Barakaldo, Portugalete y Ermua), de muy pocos alaveses (Iruña Oka y Erribera Beitia), y de más de 40.000 navarros (sus plazas más fuertes aquí son Antsoain, Castejón, Ribaforada, Cascante, Lodosa, Mendabia y Biana).
El otro gran bloque es la derecha españolista, dividida entre las siglas de UPN y PP. La primera es la que aporta más volumen de población, ya que en Nafarroa gobernará a cerca de 450.000 personas, dado que además de Iruñea ha conseguido la vara de mando de Tutera, Barañain, Burlata, Zizur Nagusia, Eguesibar, Tafalla, Lizarra, Erriberri, Corella y Cintruénigo, entre otras. Ocho de los diez ayuntamientos navarros que pasan de 10.000 habitantes tienen alcalde o alcaldesa del partido de Yolanda Barcina, en todos los casos (salvo Tutera) gracias a la luz verde dada por el PSN. El PP aporta a la suma algo más de 200.000 habitantes con Gasteiz y sus otras seis alcaldías alavesas. En Nafarroa tiene sólo una (Funes), y ninguna en Bizkaia ni Gipuzkoa. En total, pues, unos 650.000 habitantes, un 23%.
El resto del porcentaje se lo reparten las diversas listas independientes, sobre todo en Nafarroa, y opciones menores como la coalición NaBai, que ha pasado de catorce alcaldías a tres (Berriozar, Irurtzun y Ziordia). R.S.
El candidato del PSOE y vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalbacaba, criticó ayer veladamente al PNV tras la constitución de los ayuntamientos vascos por el número de alcaldías logradas por Bildu. Rubalcaba, que había instado a tomar decisiones para que «no gobierne quien no tiene que gobernar», lamentó ayer que «las cosas se podían haber hecho de otra manera, para que Bildu hubiera tenido menos poder institucional».
En parte, Rubalcaba admitió que las victorias de Bildu son «la constatación de unos resultados electorales», pero remarcó que con pactos municipales se le podía haber cerrado el paso, algo que ocurrió en muy pocas localidades (como Elorrio, donde el PP dio la Alcaldía al PNV por encima de Bildu, que era la más votada).
Por contra, el PP entiende que el responsable último es el Gobierno del PSOE. Así lo manifestó su número tres, Esteban González Pons, que estimó que «la situación en la que queda el País Vasco a partir de ahora exige un ministro del Interior las 24 horas del día, y no un ministro que sólo tiene los fines de semana para acordarse de lo que pasa en el País Vasco».
«Todas las cartas vuelven a estar en las manos de ETA», consideró el dirigente del PP. «Ellos van a poder decidir el final» y esto, a su juicio, es «indigno, impresentable, indecente, y además es un profundo, profundísimo error que podemos pagar tarde o temprano». Se mostró soliviantado sobre todo por el caso de Donostia, donde «ahora, a través de Bildu, van a tener acceso a los impuestos que se recauden, y, lo que es más grave, van a dirigir la Policía Municipal».
El presidente valenciano investigado por corrupción, Francisco Camps, también cargó contra Bildu. En un acto ayer en Valencia en el que estuvo la madre de Gregorio Ordóñez, muerto por ETA en 1995, Camps habló del «miedo a que te quiten la vida».
