Irlanda pide a los políticos europeos que aprendan la lección del colapso bancario
«Europa debería introducir un sistema de regulación para los bancos que castigue a la gente que tome decisiones criminales y estúpidas». Es la receta de Dick Roche (Wexford, 1947), ex ministro irlandés para Asuntos Europeos, para hacer frente a los excesos de los bancos. Hace pocos días pasó por Barcelona invitado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Alberto PRADILLA | BARCELONA
Tras el desastre económico generado por el colapso bancario, el ex primer ministro, Brian Cowen, terminó solicitando un crédito de 80.000 millones de euros a sus socios europeos y al Fondo Monetario Internacional. Aunque nadie regala duros a cuatro pesetas. Así que el rescate llegó en noviembre de 2010 acompañado por un plan de tijera contra el sistema público. En total, 15.000 millones de euros en los próximos cuatro años, un 10% del PIB.
Lo que los irlandeses no comprenden es por qué terminarán pagando ellos los errores de unos ejecutivos que arriesgaron un dinero ajeno y pusieron en jaque la economía de todo el país. Roche, que ofreció una charla en Barcelona invitado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), aboga por analizar las causas para evitar que la historia se repita. Especialmente, teniendo en cuenta que el Tigre Celta fue puesto como ejemplo de crecimiento económico por los líderes conservadores europeos hasta 2007, cuando la crisis bancaria lo puso contra las cuerdas. Aunque no defiende el modelo islandés, que terminó con los encorbatados sentados en el banquillo.
«Deberíamos preguntarnos cómo Irlanda pudo hacer las cosas de manera tan equivocada», es la interrogante lanzada por Dick Roche, que asegura que la crisis irlandesa está motivada por «la caída económica que siguió a las dificultades padecidas en EEUU» y «el colapso del sistema bancario». La historia es conocida. Los bancos arriesgaron (y perdieron) las inversiones. El Gobierno tuvo que rescatarlos. Y se pusieron en peligro todas las finanzas estatales.
«En 2008 tuvimos que crear un fondo de garantía para los bancos que no fue popular entre el público. Los bancos, que habían tomado malas decisiones, eran protegidos con los impuestos de la población. Y la gente se preguntaba: «¿Por qué no les dejamos que vayan al infierno? ¿Por qué les apoyamos?».
Interrogantes que los políticos irlandeses se encargaron de responder rápidamente: «Los bancos estaban arriesgando dinero que venía de otra gente: negocios, fondos de pensiones... Si dejas que no se les pueda pagar están destruyendo los fondos de pensiones», explica Roche. Así jugaban con las cartas marcadas, sabiendo que las consecuencias de sus actos las pagaría la ciudadanía. «Es un mensaje complejo para la gente, que se pregunta por qué sus impuestos están en las manos de un banquero que ha tomado decisiones locas y que debería estar en la cárcel».
Escaso margen
A la falta de regulación se le suma el escaso margen que deja el mercado para las decisiones estatales. Como si, en realidad, el arco parlamentario fuese un teatro sin verdadera capacidad de decisión. «Lo divertido de las elecciones irlandesas es que hay gente que pensaba que había que dar marcha atrás. Pero ahora están en el gobierno, han visto cuál es la realidad y saben que no pueden hacerlo», ironiza Roche, quien reconoce el duro castigo sufrido por su partido, Fianna Fáil, que perdió el gobierno del sur de Irlanda en el mes de febrero tras décadas en las que había mantenido una fuerte hegemonía.
Quizá por haber pasado demasiado tiempo en su despacho oficial, el ex ministro trata de restar valor a las movilizaciones que se oponen a los recortes sociales. «Creo que la gente en Irlanda ha llegado a la conclusión de que manifestarse no resuelve problemas». Si los políticos están atados de manos y la calle no es la vía, ¿cuál es el recurso que les queda a los ciudadanos? «No podemos cambiar el pasado, pero sí el futuro. El gran reto para los políticos europeos es aprender las lecciones de este colapso». Eso, a un nivel administrativo. Aunque Roche también lanza una advertencia a los ciudadanos. «Cada uno debería de ser responsable de sus decisiones. No se puede olvidar que la gente que se gastó mucho dinero para invertir en propiedades lo hizo por su propio pie, nadie le puso una pistola en la cabeza para hacerlo. La gente recibía créditos casi sin aval. Tenemos que ser un poco honestos con nosotros mismos», asegura el ex ministro.
Ahora, Irlanda se enfrenta a los recortes sociales exigidos por las instituciones internacionales para que el Estado recibiese el préstamo. Los intereses, del 3%, se están convirtiendo también en un lastre para Dublín. «Es más caro que entre otros estados. Hay algo mal en todo esto», señala Roche que, sin embargo, no se muestra partidario de rebajar el interés, sino de poner en marcha medidas para potenciar la creación de empleo.
«En Irlanda se está sugiriendo que las condiciones para solicitar el rescate son tan severas que no van a permitir recuperarse en diez años. No creo que sea una apreciación correcta. Una de las cosas que el nuevo Gobierno tenía que hacer es tomar las medidas que tenía que tomar. Y lo está haciendo. A pesar de lo que dijeron en las elecciones».
«La historia es conocida. Los bancos arriesgaron (y perdieron) las inversiones. El Gobierno tuvo que rescatarlos. Y se pusieron en peligro todas las finanzas estatales».