Maite SOROA | msoroa@gara.net
Con el brazo en alto
Los espectaculares resultados de Bildu han terminado por desquiciar a los elementos más refractarios de la derecha española. No dan crédito y cuando miran los datos se les hacen chiripitas.
En «La Gaceta» editorializaban con el asunto y una se imagina al editorialista trepando por las paredes de la redacción. No se pierdan una línea: «sus más de 1.000 concejales, testaferros de ETA para el Supremo, se ciscaron en la Constitución, en la ley y en el dolor de las víctimas glorificando a los asesinos, amenazando a la prensa y a quien no se pliegue a sus designios, intimidando a los concejales que no son de su cuerda». Este no ha pisado Euskal Herria en su vida.
Pero el autor ha encontrado un culpable, así que ya empieza a dolerle menos el problema: «Este espectáculo ridículo y vergonzoso es fruto de la cobardía de unos jueces del Tribunal Constitucional que prefirieron seguir las consignas de Zapatero y de Rubalcaba (...) Bildu demostró en el día de ayer que no quiere participar en la democracia, que, como sus mentores de la capucha, la serpiente y el hacha, lo que quiere es imponer la dictadura del terror mediante medios aparentemente menos violentos que los de los pistoleros, pero igual de intolerantes, igual de antidemocráticos, igual de incompatibles con la libertad política de todos. Los gritos a favor de la secesión, la postergación de la bandera nacional, que la Constitución ordena que esté presente en todos los ayuntamientos y las pancartas a favor de quienes cumplen condenas por crímenes horrendos han supuesto una burla sangrienta». Pues a mí me pareció que todo discurrió con normalidad.
Y de la frustración a la mentira hay un pequeño paso: «Ayer domingo fue un día triste en la hermosa tierra vasca. La cobardía, la traición y la mentira han vuelto a imponerse sobre el verdadero deseo de paz, de libertad y de convivencia. (...) Los de Bildu no van a conformarse con lo mucho que ya tienen, porque lo quieren todo. La democracia va a ser, de nuevo, puesta a prueba en el País Vasco. Confiaremos en que en La Moncloa haya un político más exigente y fiel a España, y que los tribunales no escriban a otro dictado que el de los mandatos que realmente les obligan, la defensa de la Constitución, de la libertad y la dignidad de todos y de la unidad de España, patria común de todos los españoles, diga Bildu lo que diga». Lo imagino brazo en alto.