Los habitantes de la localidad neozelandesa de Christchurch revivieron el temor padecido hace cuatro meses cuando un terremoto causó la muerte de 181 personas. Poco después del mediodía de ayer, un seísmo de 5,5 grados en la escala Ritcher sacudió con fuerza esta localidad. Según el organismo GNS Science, el epicentro se situó a 10 kilómetros al sureste de la ciudad, a una profundidad de 11 kilómetros; las escenas de pánico se vivieron durante más de tres horas, ya que después del primer temblor tuvieron lugar unas cinco réplicas, la más fuerte de 6 grados en la escala de Ritchter.

El primer terremoto causó el derrumbe de la iglesia de Saint Johns, situada en el centro de la ciudad; ante el posible derrumbe de más edificios, las autoridades locales optaron por evacuar las zonas más afectadas, mientras Aviación Civil procedió al cierre temporal del aeropuerto como medida de prevención.

Aunque no hubo que lamentar víctimas mortales, el temblor sí causó el corte de luz eléctrica, agua y señal de telefonía en unas 20.000 viviendas; las autoridades continuaban a última hora de ayer evaluando los daños materiales, que ante lo precipitado de la situación, estaban considerando declarar el estado de emergencia para facilitar esa labor.

El recuerdo del terremoto del pasado 22 de febrero estaba presente ayer en la memoria de todos sus habitantes. Además de la muerte de decenas de personas, el seísmo provocó la demolición de unas 11.000 viviendas y edificios públicos en toda la ciudad.