Dicen que miran al futuro, pero la nostalgia política está impresa en su ADN. Sólo así se entienden melonadas como las que suscribía Germán Yanke en «Estrella Digital» en relación a los últimos acontecimientos en Euskal Herria: «Este fin de semana ha sido, en el País Vasco, como una vuelta al pasado, como si no hubiera modo, a pesar de las apariencias, de deshacerse de una suerte de maldición». Pues a mí me parece que las cosas discurrieron con normalidad. Veamos dónde coloca Yanke la piedra del escándalo: «En Elorrio, el concejal Carlos García, del Partido Popular, fue abucheado e insultado por los partidarios de Bildu como si nada hubiese pasado, es decir, por haber citado a Miguel Ángel Blanco en su breve alocución y por haber votado a la candidata del PNV para evitar que los enemigos de la libertad gobernasen en el municipio». Es curioso cómo algunos hacen de la desmemoria oficio.

Para sostener el disparate, el columnista se centraba en las procelosas aguas de la teoría conspirativa: «El PNV, en un proyecto de relaciones con el Gobierno de Rodríguez Zapatero que sólo busca dañar al lehendakari Patxi López, ha elegido también el tema de los presos de ETA como reivindicación aunque, permitiendo que gobierne Bildu en la capital guipuzcoana, busca, como contrapartida, mantener la Diputación foral de Álava». O sea que Zapatero también está contra Patxi López y a favor de Bildu.

Y respecto a los jeltzales, insistía: «En Guipúzcoa, el acercamiento de Egibar a la izquierda abertzale y la búsqueda de la `acumulación de fuerzas nacionalistas' ha llevado al PNV al más espectacular de sus fracasos electorales y a la inanidad institucional, pero el partido de Urkullu salva los muebles jugando a la hipocresía: con Bildu aquí, con el grupo parlamentario socialista en Madrid, etc». Y para concluir, advierte, en tono amenazante, que «en los muchos ayuntamientos que a partir de ahora tendrán alcalde de Bildu ya desde el sábado la misma historia de la izquierda abertzale, pero todavía hay quienes, ante este espectáculo vergonzoso contra las libertades y la decencia, siguen diciendo que nada es igual en ese mundo. Nada es igual, ahora, en el País Vasco. Pero, bueno, si hemos vuelto al pasado habrá que comenzar de nuevo». Lo dicho: un nostálgico.