Raimundo Fitero

De diseño

Hay un exceso de programas dedicados al diseño, a la comida de diseño y a la bebida de diseño. Todo es de diseño. Desde los helados, hasta los sacacorchos. Hasta los corchos, que ya son de silicona o de rosca, la última moda de anti-diseño. Los canales subsidiarios de la TDT están recargados de espacios dedicados a la ilusión diseñada, que a veces se acerca a lo inverosímil o a la insuficiencia funcional, y a los programas que incitan a comer y beber, a las casas imposibles, los hoteles de diseño, fuera de norma, y a crear un mundo que se contradice con los noticiarios en donde prevalecen los ajustes económicos draconianos, la irresistible insignificancia del ser ciudadano, trabajador o estudiante, mientras los jueces, los políticos en estado gaseoso y los futbolistas en almoneda ocupan horas de emisión.

Los bares están cambiando, la insistencia de los vendedores de espumas y glasofonados ha triunfado, y todo es diseño, antes que contenido. El vino es un complemento colocado en el mismo rango que un bolso de marca. A veces pienso que recomiendan ciertos vinos porque el diseño de su etiqueta combina con el minimalismo del local o de los manteles. Disfrutar de un pan con chorizo regado con vino grueso forma parte de la historia de la evolución. Ahora el que no mete la nariz en la copa, no menea con gesto de entendido el caldo y lo mira a contraluz es calificado inmediatamente como un cavernícola gastronómico.

Todo esto es fruto de la presión televisiva. Todo es culpa de la propaganda excesiva de las tapas de diseño, de las virguerías de camuflaje, de los programas metidos en fogones en directo, de la venta constante del diseño como panacea de todo. La singularidad como obligación. La originalidad clónica como seña de identidad. Son tan parecidas todas las tapas de diseño como las de tortilla de patatas, con o sin cebolla.  Hay tapas nuevas maravillosas, combinaciones gloriosas, gustos excelsos, colores para abrir las pituitarias, pero lo que cansa es que se instaure un pensamiento único en la cocina y en la bodega. Viva el producto por encima de todas las condiciones de envoltorio y mercadotecnia de teletienda.