El `no' rotundo que los italianos mostraron en referendum al posible regreso a la utilización de energías nucleares, ha obligado al Gobierno de Silvio Berlusconi a replantearse su estrategía energética. El programa nuclear se encontraba paralizado desde el pasado abril, cuando un terremoto dejó sin control la planta atómica de Fukushima; el primer ministro se vio obligado a conceder una moratoria de dos años a ese plan, esperando que el clima contrario a la utilización de esa fuente amainara durante ese tiempo y evitar así su consulta popular. Precisamente, Roma se había fijado el objetivo de cubrir hasta el año 2030 el 25% de las necesidades de electricidad del país mediante las nucleares.

No obstante, el Tribunal de Casación valoró que esa decisión no era contraria a su sometimiento a la voluntad popular, la cual autorizó, obligando al Ejecutivo a ceder en sus pretensiones.

Dada la situación, y ante los innegables resultados, el Gobierno ha fijado para después del verano una reunión al más alto nivel en la que miembros del Ejecutivo, colectividades locales y diferentes empresas diseñarán los próximos pasos. El ministro de Desarrollo Económico adelantó ayer que «la utilización de energías renovables será mucho más importante en el futuro», las cuales en 2010 supusieron el 22,2% del consumo. Sin embargo, ciertos sectores ya han comenzado a mostrarse incómodos con esa posibilidad, ya que alegan que esos sistemas pueden ser más costosos a corto plazo.