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Martxelo Díaz Periodista

Consejos vendo y para mí no tengo

El PP ha puesto el grito en el cielo porque el sábado pasado vecinos de Elorrio increparon a su edil, Carlos García, después de que con su voto permitiera que el PNV arrebatase la Alcaldía de la localidad vizcaina a Bildu, que fue la lista más votada en las elecciones municipales.

El partido de Rajoy y los medios que rebotan sus consignas ya tienen el raca-raca que necesitaban para decir una y otra vez que en Euskal Herria, desde la llegada de Bildu, «no hay libertad». Esto, ya de por sí, demuestra la escasa catadura moral del PP, que prefiere una situación en la que una parte de la sociedad vasca tenga permanentemente conculcados sus derechos políticos y electorales para crear instituciones alejadas de la realidad como el Parlamento de Gasteiz y el Gobierno de Lakua.

Pero demuestra también que los dirigentes del PP ven la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio, ya que militantes y simpatizantes de la formación derechista han provocado incidentes más graves que los registrados en Elorrio por haber perdido alcaldías (como puede verse en el vídeo colgado en la dirección http://www.youtube.com/watch?v=SByPXh2uzKM).

Así, la alcaldesa de la localidad valenciana de Alaquàs, Elvira García (PSOE), que se impuso al candidato del PP gracias al voto de un edil de Compromís que tuvo que ser escoltado por la Policía, tomó posesión en medio de gritos de «fuera, fuera». Del mismo modo, Carlos Otero, concejal del BNG en el Ayuntamiento de A Illa de Arousa, tuvo que ser protegido de las iras de los peperos después de que permitiera al candidato del PSOE, Manuel Vázquez, ser alcalde en vez del presentado por el PP. Los «demócratas» siguieron por las calles de Illa de Arousa a Otero y se concentraron delante de su casa.

Otro ejemplo de la tolerancia de los afiliados y simpatizantes del PP se produjo en Almoradí, también en el País Valencià, donde la concejal de EUPV María Jesús Pérez, tuvo que escuchar los abucheos del público porque se negó a prometer su cargo delante de un crucifijo colocado por el alcalde del PP. Consejos vendo y para mí no tengo.

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