El próximo jueves, 23 de junio, ELA, LAB, STEE-EILAS, EHNE e Hiru se manifestarán en Donostia para rechazar la reforma de la negociación colectiva y en defensa del ámbito vasco. Será tras un acto conjunto en el frontón Atano III. Además prepara «un otoño caliente» ante lo que consideran «una nueva agresión desproporcionada» en contra los trabajadores, aunque advirtió que «no será la última».

Para la mayoría sindical vasca, el Gobierno español ha dado a los empresarios «la posición de fuerza», porque, si no hay acuerdo previo, «se acude al arbitraje». Bajo esa premisa, «la patronal no va a buscar el acuerdo, porque sabe que tiene la decisión final de su parte» y llama a los trabajadores a dar una respuesta conjunta a esta nueva agresión de Madrid.

Ainhoa Etxaide, secretaria general de LAB, y Adolfo Muñoz, Txiki, secretario general de ELA, exigieron al PNV que «rechace» la reforma en la tramitación en el Congreso español, pero también pidieron a las administraciones vascas que «no consientan que nos arrebaten a los trabajadores vascos la capacidad de negociación en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa».

Entre otras cuestiones, los convenios que se negocian en Hego Euskal Herria ofrecen mejoras superiores a los convenios de ámbito estatal. Para la mayoría sindical vasca, la aprobación de esa reforma será «fuente de conflicto» en las empresas y, al contrario de lo que se ha difundido, «no creará empleo, sino que lo destruirá».

Ainhoa Etxaide recordó que la reforma que aprobó la pasada semana el Gobierno español es «un fraude» y se basa en «una mentira, presente en todas las reformas que ha emprendido el Gobierno Zapatero, al responsabilizar de la crisis a los trabajadores. Nos dicen que el elevado nivel de desempleo es debido a los derechos que tenemos los trabajadores».

«Explotación»

La líder de LAB afirmó que el Gobierno español entrega «la capacidad absoluta en los convenios a los empresarios para neutralizar nuestra lucha en defensa de los derechos laborales» y, por otro lado, auguró que «destruirá empleo». Porque permite a los empresarios que tengan «la forma de imponer condiciones laborales».

Añadió que esta reforma es «una agresión directa a la capacidad y a la voluntad de decidir de los trabajadores vascos» y lamentó que «Madrid será donde se decida qué y dónde se negocia. A CCOO y UGT se les da esa capacidad por decreto del Gobierno español, aunque los trabajadores no se la dan en el ámbito vasco».

La secretaria general de LAB concluyó indicando que la reforma «responde a la constante petición de la patronal de que los trabajadores trabajemos más por menos dinero y en peores condiciones, eso que históricamente se ha llamado explotación y ahora se llama productividad».

El secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, hizo suyas las reflexiones de Ainhoa Etxaide y añadió que la reforma de José Luis Rodríguez Zapatero «aprovecha el tiempo de crisis para dar un golpe tremendo a todos los derechos laborales y sociales». A juicio del líder sindical, «probablemente en el Estado español tengamos la patronal más deshonesta de Europa, que sabe que tiene a los gobiernos en nómina, sabe que lo que pide se le da y sabe que lo que no obtenga en esta vía, se lo dará el PP si gana las elecciones».

Sin diálogo social

Bajo esa idea, Txiki Muñoz precisó que «no hay diálogo social, porque una de las partes sabe que obtendrá todo gratis» y destacó que el objetivo que persigue esta reforma «que destruye derechos conquistados durante decenas de años por la lucha de los trabajadores», es que «como el Estado español no puede devaluar la moneda, se devalúan y erosionar los salarios». Añadió que «esta reforma pretende quitar derechos a los trabajadores y desarmarnos para que no nos podamos defender». Recordó que en los últimos años las rentas salariales han perdido siete puntos y que la estrategia de llevar a Madrid el ámbito de decisión de los convenios es una idea que «CCOO y UGT tienen desde 1994, cuando un miembro destacado de CCOO dijo al representante de nuestro sindicato en el CES español que `os vamos a cerrar el grifo'». Por eso, reclamó que se respete la decisión de la mayoría vasca.

Por otro lado, ESK apuntó que esa reforma «crea un escenario muy negativo» y recordó que «su puesta en marcha no será sencilla», por lo que llamó a la «resistencia». También criticaron a CCOO y UGT porque «se ha impuesto por el papel que juegan».