La convocatoria por parte de la mayoría sindical vasca de una manifestación para el próximo día 23 en Donostia, así como el anuncio de más movilizaciones después del verano, son una respuesta necesaria a la continuada agresión de la que son objeto los trabajadores, cuyo último capítulo es la reforma de la negociación colectiva. Ayer los sindicatos vascos fueron claros al exponer las consecuencias de la reforma, resumidas en la capacidad de decisión unilateral de las condiciones de trabajo por parte de los empresarios, lo que se traducirá en el mismo volumen de producción con menos trabajadores y unas condiciones de mayor precariedad. La patronal y las administraciones pretenden hacer creer a la sociedad que los derechos de los trabajadores obstaculizan la creación de empleo, cuando las sucesivas medidas adoptadas hasta ahora han dejado en evidencia dicha falsedad. Por otro lado, en Euskal Herria, donde existe un modelo sindical más combativo, la reforma hurta la capacidad de negociación a la representación sindical mayoritaria, dejándola en manos de Madrid. De ahí la importancia de la postura que adopten también los agentes políticos, determinante en el caso del PNV.