Los 16 imputados por los incidentes ocurridos durante el chupinazo de los sanfermines del año pasado se solidarizaron ayer con el joven madrileño que recibió un botellazo en la cabeza y mostraron un vídeo en el que aparece la secuencia del inicio de los hechos y nuevas fotografías sobre la actuación policial. Las imágenes muestran cómo la Policía Municipal de Iruñea entra en la plaza a porrazos, sin mediar provocación alguna, para arrebatar una ikurriña que un grupo de jóvenes no había llegado a extender.

«La Policía fue quien nos agredió, la que nos golpeó con saña para quitarnos la ikurriña. Los incidentes fueron provocados por UPN y su Policía Municipal. Los responsables de la seguridad de las fiestas fueron, precisamente, quienes generaron una situación de tanto riesgo», afirmaron los implicados. Además, los jóvenes remarcan que ninguna ley prohíbe la exhibición de una bandera «constitucional», por lo que hablan de «abuso policial» y «cacicada» de la entonces alcaldesa, Yolanda Barcina. Los imputados, que acudieron arropados por varios colectivos y familiares, afirmaron que no se puede aceptar que la ikurriña sea «ilegalizada de facto» en Nafarroa y animan a la población a que en sanfermines la hagan visible.

El vídeo recoge la entrada de un grupo de agentes uniformados en la plaza del Ayuntamiento, desde la calle Calceteros, abriéndose paso de forma violenta. Junto a ellos, se aprecia a un grupo de policías de paisano, vestidos de blanco, a los que se diferencia con relativa facilidad entre la multitud, ya que llevan un gorro rojo de una marca de cerveza para reconocerse unos a otros. Estos agentes de paisano portan porras extensibles, metálicas, que no están recogidas entre el equipamiento oficial de la Policía Municipal.

Los imputados denunciaron que la carga policial constituye una irresponsabilidad absoluta por parte de los agentes, ya que fueron ellos los que «crearon una situación de gran peligro» en una «aglomeración» de gente tan importante. Cabe apuntar que durante el chupinazo lo usual es que necesiten atención médica unas cien personas debido a desmayos, ataques de ansiedad, golpes y, sobre todo, a los cortes por vidrio.

A consecuencia de la carga para arrebatar la ikurriña, se desató un enfrentamiento y, al final, un joven madrileño recibió un fuerte botellazo en la cabeza. El impacto le causó lesiones cerebrales, que le han dejado secuelas. «Queremos solidarizarnos públicamente con este joven y sus allegados y decir que sentimos profundamente lo que ha pasado», manifestaron.

El primer juicio llega el martes

Después de los incidentes del chupinazo, 16 personas han resultado imputadas por atentado a la autoridad y desórdenes públicos. Tres de ellas, menores de edad, tendrán que acudir el próximo martes a la Audiencia Provincial para un primer juicio. Todavía, no hay fecha para el resto de las vistas.

A dos de estas personas se les imputa, además, el lanzamiento de la botella que impactó en el joven madrileño. El hecho de que existan dos acusados cuando, por lógica, sólo una persona pudo realizar el lanzamiento, se debe a que existen dos versiones policiales sobre el mismo suceso. Un primer acusado fue detenido días después de los incidentes por el testimonio de un agente que asegura, «sin género de dudas», que vio cómo lanzaba la botella. La segunda persona fue detenida en febrero pasado, tras un largo proceso de recogida de pruebas por parte de la Policía Municipal. En un principio, la juez quiso levantar la acusación sobre el primer detenido, pero, al mantener el agente con rotundidad que él fue el autor, todavía permanece imputado.

El juicio por las lesiones al joven madrileño no podrá celebrarse hasta que no sane por completo. El abogado del afectado reclama al Ayuntamiento que asuma su responsabilidad, ya que él es quien debía velar por la seguridad de todos los que estaban en la plaza.