«La velocidad es importante, pero importa más la actitud ante la vida y la música»
Voz de Estricalla
Editado «Fuegos olímpicos», el segundo disco de la banda creada entre los comprometidos mundos de Kloakao y el irundarra Fernando Apoa. Estricalla rompe el tiempo acelerando las gotas de sudor con cada acorde y palabra, pero también apuesta por transmitir valores casi perdidos.
Pablo CABEZA | BILBO
Estricalla se forma en el inicio de 2009. Fernando Apoa (El Corazón del Sapo, Kuraia) conoce a Kloakao -músicos comprometidos, residentes en Torrelavega y alejados de la rancia derecha cántabra- desde los días de El Corazón del Sapo. Tras la desaparición neblinosa de Kuraia cabía la esperanza de ver algún día de nuevo a uno de los vocalistas con más actitud y escena que ha conocido Euskal Herria, Fernando Apoa. Con el nacimiento de Estricalla concluye el silencio y nacen de nuevo el compromiso y la energía. Pano, Bati, Mono (músico de Irun incorporado a la banda hace un año, tras la marcha de Trili por no poder compatibilizar las necesidades de la banda con el trabajo) y Fer son el rodilllo que gira alrededor de «Fuegos olímpicos». Un disco (vinilo de 10 pulgadas y compacto) que concluye en quince minutos a una velocidad que rompe con la física. Todo acaba demasiado pronto.
El disco se abre de forma curiosa, emocionante...
El pistoletazo de salida es una histórica narración en directo de la final de 200 metros lisos de la Olimpiada de México 68, donde los afroamericanos Tommie Smith y John Carlos serían primero y tercero respectivamente. Cuando al recoger sus medallas sonó el himno norteamericano, ambos, en una demostración de fuerza y orgullo, levantaron sus puños enguantados haciendo el saludo del Black Power. Fue una declaración de principios ante el mundo y una denuncia ante un gobierno y sociedad que mantenían la segregación racial en casa y una guerra colonial en Vietnam. Su ejemplo fue seguido por docenas de atletas afroamericanos, como el equipo de relevos 4 x 100 masculino, que recogió sus medallas de oro haciendo también el saludo del Black Power, descalzo y luciendo txapelas negras..
Y luego llega «Arriskua...», una voraz canción en clave jarkore que arranca la piel de los oídos al tiempo que transmite descarnada actitud.
El jarkore es algo más que música. La velocidad es importante, pero creo que importa más la actitud con la que te enfrentas a la vida y a la música. Un nivel que logra que unos puñados de locos aquí y allá decidan rebelarse, gritar desaforadamente, bailar como posesos y rasgar sus instrumentos de una manera frenética ante una vida cotidiana vacía de vida. La velocidad quizá nos permita escapar del aburrimiento y de un mundo que velozmente se aproxima a su caída. Quizá el problema no sea tanto caer en la red, sino morir en ella [En el interior del cedé se puede leer: «Este mundo no iría tan rápido si no estuviera constantemente perseguido por la proximidad de su caída»].
Cabía pensar que el acelerador se pisaba por ser la canción de entrada, pero en «Fuegos olímpicos» todo está hiperventilad0: «No, no pidas perdón. Situación. Evasión. Rebelión. Emancipación. Hazlo ahora y no pidas perdón...». En el plano musical, quizá el corte cuente con menos base jarkore y más rock and roll escandinavo, siempre a plena velocidad.
En »Bailes imposibles en cajeros automáticos para noches de luna llena» colabora Martillo, voz [espectacular] de los barceloneses The Capaces, banda con la que tenemos un punto de la hostia. La canción es una llamada a la acción, a la rebelión, a crear situaciones, a vivir el momento y a saborear de una manera intensa los momentos vividos. No podemos esperar, no podemos mirar y ser simples espectadores. Debemos participar y hacer. Y si, además, eso que hacemos lo realizamos sin «su permiso» habremos logrado una pequeña victoria. Este es un tema que va dedicado a todos los que estuvieron dando la cara en la calle durante los años de la kale borroka.
Grita: «Ser yo, ser yo... y no tú quien me dirija», y el corazón se le escapa por la garganta.
Hay canciones que al cantarlas te saben a sangre. Hay canciones que duelen y otras que arden. Todo esto es mucho más edificante que hacer un pastel destinado a sonar en el hilo musical de una entidad bancaria.
Mensajes, denuncias y velocidad... La adrenalina entre la utopía y la posible realidad, el cambio.
Las canciones nos liberan, nos hacen soñar, nos invitan a luchar, a movernos, a movilizarnos, a tomar conciencia... Las utopías sirven para ayudarnos a caminar, como dijo Galeano. Pero no por el hecho de ser utopías deben dejar de ser realizables. A nosotros la música nos devuelve a la realidad en un mundo donde la hiperrealidad alienante de la vida cotidiana coloniza la cabeza y los sueños de millones de personas. Las canciones son un punto de fuga y la música un punto de encuentro, aunque, a veces, algunos confundan un concierto con un partido de fútbol.
El 10 pulgadas viene con diferentes textos explicativos, distintas citas... Todo muy cuidado gráficamente y en cartón reciclado. La versión digital también incluye un cuadernillo con los textos. Por precio e inversión, se deja claro que el objetivo no es económico. Por otra parte, también se sugiere que desde el lado inconformista se pueden cuidar las cosas.
El anterior disco lo editamos mediante cuestación popular. Esta vez lo hemos vuelto a autoproducir, pero sin apretar a los colegas. Intentamos ofrecer lo mejor que podemos y a precios populares. Es arriesgado. Pero, ¿quién dijo miedo? Tenemos cosas que decir y queremos que lleguen a la gente, pero también hay que hacer un esfuerzo en cómo las contamos y cómo las trasmitimos. Lo estético también es importante. El detalle marca la diferencia. Y ahí es donde intentamos echar el resto y que nuestras canciones vayan acompañadas de textos, citas, fotos, referencias... El qué decimos y el cómo deben compartir espacio.
«The Intxaurrondo School of Medicine and Kirofano ordeneko zaldunak» se explica por el título mismo, pero hay un poco más.
El título parafrasea el nombre de la nueva banda de Jello Biafra [Dead Kennedys], The Guantanamo School of Medicine. Denuncia esa lacra que todavía seguimos padeciendo y que tiene nombre y rostros: la tortura. Y digo seguimos, porque, desgraciadamente, no ha desaparecido y porque, además del sometimiento, la humillación y la destrucción física y sicológica de quien la padece directamente, la tortura busca también extender el miedo, la coacción y la desmovilización a todo el entorno del torturado.
En los recuerdos de Estricalla en este disco se encuentra el gaztetxe de Zalla. Esto recuerda que hay una petición de multa de 360.000 euros para tres jóvenes por ocupar, presuntamente, un local para gaztetxe en este pueblo.
Cuando vemos algo que no nos gusta estamos tomando conciencia, cuando intentamos que eso que estamos viendo y no nos gusta no vuelva a ocurrir, estamos protestando y si, además, nos ocupamos de que los demás tomen conciencia y protesten, estamos resistiendo. No somos muy de proclamas, aunque no lo pueda parecer, ni nos consideramos antisistema. Quizá sísmicos, sí, pero antisistema (un termino acuñado por el propio sistema), no. Lo que es evidente es que banqueros, políticos corruptos y especuladores se han llevado y se llevan el dinero a paladas. Con una impunidad digna de estudio. Mientras, la gente es desalojada de sus casas por no poder hacer frente a los pagos o se sigue condenando la ocupación de viviendas y espacios, como en el caso de los chavales de Zalla, con una contundencia impasible. Que la justicia no es igual para todos y que hay ladrones de guante blanco no son dos tópicos, sino dos verdades de rabiosa actualidad.
Cierran álbum con una versión de Cosmic Psychos («Si tienes el poder, nuestra respuesta es venganza»). Complejo decidirse por una u otra canción, pero quizá oriente sobre las querencias musicales de la banda.
«Mortician» es un tema de los Cosmic al que le cambiamos la letra y que llevábamos tiempo tocando en directo y, bueno, pensamos que estaría bien incluirlo en el disco.
Y este fin de semana, concierto junto a KOP.
Conozco a Juanra (KOP) desde finales de los 80, antes de estar metidos en ninguna banda rockera, cuando coincidíamos en movilizaciones y encuentros estatales de insumisión, ocupación... Con el tiempo, hemos mantenido la amistad. Tocamos hoy en el gaztetxe de Arrasate y mañana en el de Hernani. Conciertos no aptos para «Basagoitis» y pantalones de pinzas.
«Las utopías sirven para ayudarnos a caminar, como dijo Galeano. Pero no por el hecho de ser utopías deben dejar de ser realizables»
«No podemos esperar, no podemos mirar y ser simples espectadores. Debemos participar y hacer»
Tokia: Hondarribia. Benta, Obispo plaza eta Kale Nagusiko agertokietan, Gipuzkoa plazan eta Zuloaga etxean.
Data: Uztailaren 7tik 10era.
Gonbidatutako artistak: Johnny Winter, The Mannish Boys, Girls with Guitars, Chris James eta Patrick Rynn, Elvin Bishop, Shaw Pittman edota Lucky Peterson, besteak beste.
Sarrera: Doan.