Los llamados indignados «han traspasado la línea roja» denuncian tertulianos de radio, presentadores televisivos y editoriales de periódico. «La violencia resulta inadmisible en un estado de derecho.», «lo de Barcelona es el golpe de Estado del siglo XXI», deliraba el más atrevido y obtuso de entre los necios. «El Parlamento es un lugar sagrado», declamaban gravemente, al unísono, periquitos parlantes y juntaletras del Reino. ¿Pero quiénes son esos nuevos habitantes del Olimpo a quien los mortales no pueden dirigir críticas sin que al instante de salir de sus profanas bocas se tornen violentos actos profanadores del espacio de lo sacro? El peor de los pecados. Pues muy sencillo, querido lector, los nuevos inquilinos de lo sagrado son Sus Señorías. Los mismos individuos a los que la estupidez humana ha entronizado con el fin de ahorrarse la penosa tarea de pensar y decidir.

Los que al tiempo que se suben su sueldo y aseguran sus prebendas votando a puerta cerrada el poder compatibilizar su dedicación exclusiva por lo público con otros sueldos desde lo privado, deciden, por mayoría, asegurar nuestra felicidad. Para lo cual aumentaron el salario mínimo un 1,3% con relación al de 2010, es decir 8,2 euracos de vellón, pasando así de 633,30 a la friolera de 641,40. Un exceso. Y para 2012 el actual Ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, afiliado a la UGT, ha prometido una subida entre el 1,5% y el 2,5%. Ahora, cuando acaben con los convenios colectivos, nuestra vida va ser continuo derroche. ¡Pa qué tanto dios mío!

Los mismos que financian la banca privada con dinero público con igual rotundidad que recortan el llamado gasto social en sanidad y educación. Y dejan a los parados de larga duración sin los miserables 420. Todo democrático, nada de violencia.

Resulta extraño que después de la violencia padecida por Sus Señorías, de ser «escupidos, insultados y golpeados» al decir del President Artur Mas; de haber padecido la agresión de algunos «elementos de la kale borroka», según Miquel Iceta del PSC, los únicos heridos frente al Parlament, más de cuarenta, no sean Sus Señorías sino los violentos agresores. Como agresores un auténtico desastre. No así la policía al servicio del Estado, unos profesionales. En lo que va de liga catalana: Indignados más de 160, Sus Señorías 0.

La incontinencia de los sapos de la charca estalló. Se adelantaron los dos Fernandos bocarranas. Sánchez Dragó, el follaniñas que eyacula pa dentro, tildó a los manifestantes de «llorones malcriados», y el donostiarra de dorado exilio, Savater, mucho más analítico, de «hatajo de mastuerzos a desalojar por la policía y nada más». El fenómeno Rita Barberá, benévola, los calificó de marihuaneros (¿como insulto?) y la Condesa consorte de Murillo y Grande de España, Espe Aguirre acusoles de totalitarios. El católico Bono, «hijo de un buen falangista», amenaza con cárcel y condena. Ejjjque, le resulta inaudito.

De manera clara y distinta lo decía Evaristo hace años: «Delincuencia es la vuestra, asquerosos. Vosotros hacéis la ley».