El comité de Bai Esan, empresa subcontratada por Euskaltel que presta los servicios de gestión administrativa y atención al cliente en Gipuzkoa, compareció ayer en Donostia para denunciar lo que a su juicio es una operación puesta en marcha para ahorrar costes laborales.

Según relataron, el pasado lunes Euskaltel informó de que el próximo 26 de julio rescindirá su vinculación con Bai Esan. Sus 113 trabajadoras -en su mayoría mujeres-, se han encontrado de la noche a la mañana con un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que contempla la extinción de sus contratos.

Al mismo tiempo, la compañía de telecomunicaciones ha alcanzado un acuerdo con Ibermática para que sea ésta la que ofrezca idénticos servicios. Ibermática, indicaron, ya se ha puesto en contacto con la gerencia y las coordinadoras de Bai Esan -unas 7 u 8 personas- para que continúen realizando la misma labor pero bajo un nombre comercial diferente.

Asimismo, ha telefoneado a en torno una decena de «trabajadoras seleccionadas» de Bai Esan para ofrecerles un puesto en la nueva empresa. Para ello les «obligan a presentar la baja voluntaria en su actual empresa», lo que supone renunciar a una posible indemnización y a la antigüedad.

Estas maniobras, estiman las representantes de las trabajadoras, no son sino un intento de eludir que se decrete la sucesión de empresas y la consiguiente subrogación, ya que ello supondría que las personas que pasan de una a otra empresa -de Bai Esan a Ibermática- mantuviesen los derechos adquiridos en la primera.

800 euros mensuales

Recordaron que ya en diciembre de 1997 comenzaron a prestar estos servicios a Euskaltel bajo el nombre de Telepromotion, que en 2002 pasó a ser Bai Esan. «Durante estos catorce años, aunque los beneficios de Euskaltel han crecido sin parar, siempre hemos tenido unas condiciones de trabajo precarias. Trabajando 1.760 horas anuales los salarios rondan los 800 euros al mes».

Si, como aducen las empresas, no hay relación entre Bai Esan e Ibermática, el comité se pregunta: «¿Cómo la segunda ha logrado los teléfonos particulares de las trabajadoras a las que ha llamado? ¿Por qué exige Ibermática la renuncia a indemnizaciones de otra empresa? ¿Por qué se niega la subrogación a la plantilla, pero se subroga la gerencia y las coordinadoras?».

Además, subrayaron que el presidente de Ibermática, José Luis Larrea, fue consejero de Hacienda y Finanzas de Lakua con el lehendakari José Antonio Ardanza, actual presidente de Euskaltel. Larrea llegó incluso a compaginar la presidencia de ambas empresas hasta la llegada de Ardanza a la telefónica. El comité no duda en definir estas relaciones como «clientelismo político».

Para las trabajadoras, supone un agravante que esta situación se dé «en una empresa que de cara al público quiere ofrecer una imagen de país, con un equipo ciclista muy bonito... pero que luego opta por la precariedad». «La miseria tiene cara de mujer», sentenciaron.

Este caso es similar al de Konekta BTO, subcontratada por Iberdrola para la atención al cliente en Bizkaia, que hasta finales de 2010 se llamaba Customer Works y que no reconoce la subrogación a su plantilla.