La abstención del PNV genera el rechazo de la mayoría sindical vasca
La mayoría sindical vasca se mostró ayer muy dura con el PNV después de que éste posibilitase la víspera, con su abstención, la aprobación de la reforma de la negociación colectiva. Tanto Adolfo Muñoz (ELA) como Ainhoa Etxaide (LAB) criticaron a la formación jeltzale por respaldar de facto sin siquiera consultar con los representantes de los trabajadores un texto gubernativo que «posibilita un ataque tremendo contra los derechos laborales».
GARA | DONOSTIA
«La reforma de la negociación colectiva, con la abstención de PNV y CiU, posibilita un ataque tremendo y durísimo contra los derechos laborales y los instrumentos de defensa de los trabajadores». Son palabras de Txiki Muñoz en el acto contra el texto del Gobierno Zapatero celebrado ayer en Donostia por la mayoría sindical vasca que conforman ELA, LAB, STEE-EILAS, EHNE e Hiru.
Ante las aproximadamente 2.500 personas que se dieron cita en el polideportivo Josean Gasca, el secretario general de ELA reprochó a la formación jeltzale no haber realizado consulta alguna con las centrales.
«Nos parece de un déficit democrático y de una falta de respeto impresionante a los sindicatos que acreditan la mayoría de representación», indicó antes de interpretar que «la abstención del PNV quiere decir que está de acuerdo con la reforma laboral, con Zapatero, con el PP y con CiU, para sacar adelante los recortes».
En su opinión, con la aprobación de esta reforma «una clase política que va montada en un caballo desbocado ha decidido que una orgía especulativa, en la que se han forrado banqueros y el gran capital, se pague con derechos sociales y laborales».
Por su parte, la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, consideró que la abstención del PNV supone un «fraude a los trabajadores de Euskal Herria» porque «no se puede decir que se ha garantizado el ámbito vasco de negociación colectiva» cuando «no se ha hablado con la mayoría sindical vasca y se impone una estructura y unos contenidos de la negociación colectiva al margen de ella y en su contra».
Añadió que esta reforma «se ha construido sobre la mentira» de que los derechos de los trabajadores «son los que impiden que se cree empleo», cuando en realidad la crisis «la ha generado el sistema financiero».
La versión de los hechos ofrecida por el portavoz del PNV en el Congreso español, Josu Erkoreka, no fue del agrado del ministro de Trabajo, Valeriano Gómez. Tras la votación del miércoles, el diputado jeltzale calificó de «logro histórico» haber conseguido, a cambio de una abstención que dejaba la puerta abierta al texto del Ejecutivo, la prevalencia de los convenios autonómicos sobre el convenio estatal. Preguntado por si alguna vez había logrado tanto con tan poco, declaró que en toda su trayectoria no había vivido «un caso semejante».
En opinión de Valeriano Gómez, estas manifestaciones «casi rozan el esperpento» y son propias de alguien que tiene que «vender un producto para su consumo». Dicho esto, Gómez, sabedor de que el Gobierno Zapatero ha necesitado, necesita y seguirá necesitando el apoyo del PNV para no liquidar la legislatura prematuramente, ensalzó la visión de Estado de los jeltzales y la de los catalanes de CiU -también se abstuvieron en la votación del miércoles-, contraponiéndola a la del Partido Popular. «Es una desgracia para la ciudadanía española que en momentos difíciles no sea posible hacerlo entre los dos grandes partidos», indicó. GARA
La secretaria general de Confebask, Nuria López de Gereñu, consideró ayer que la reforma de la negociación colectiva «no responde a las necesidades de las empresas». Según explicó, es necesario flexibilizar la capacidad de las empresas de «adaptar las condiciones de trabajo» a sus necesidades, especialmente en un contexto cambiante y de creciente competitividad. «Es clave no sólo para la viabilidad de las empresas, sino para la viabilidad del país», apostilló. La secretaria general de Confebask mostró su confianza en que durante la tramitación de la reforma tras la convalidación del decreto ley sea posible modificar el texto para introducir «mejoras».
El secretario general de CCOO-Euskadi, Unai Sordo, criticó el texto al considerar que «incrementa el poder empresarial en la relación entre trabajadores y empresarios», y no tiene «suficientes contrapartidas de capacidad de decisión de los trabajadores en la empresa a la hora de acometer los procesos de flexibilidad interna». Menos crítico fue su homólogo de UGT, Dámaso Casado, para quien«todo lo que dice el decreto no son grandes cosas ni perjudica a la negociación colectiva». GARA
