Yihad Mañanera: los muyaidines del gaupaserismo regresan a Barañain
La Yihad Mañanera se ha convertido en una de las tradiciones festivas de Barañain. Un carro con música, una barra portátil donde sólo se sirve cerveza y dos gigantes -Michael Jackson y Osama Bin Laden- son los elementos más característicos de una kalejira que se despierta con el sol pero nunca se sabe cuándo termina.
Alberto PRADILLA
Hasta mañana siempre». El lema que acompaña las camisetas en las que aparece la imagen de un Che Guevara yihadista resume el espíritu de la Yihad Mañanera, una iniciativa que «sale a la calle cuando sale el sol», lo que normalmente coincide con el cierre de las txosnas. Un carro con cervezas (plato único), música portátil y los indispensables pañuelos verdes anudados a la cabeza son los elementos más identificativos de un acto que no forma parte del programa pero que todo el mundo conoce en Barañain. La Yihad consiste en una larga marcha matutina que, durante horas, recorre las principales calles del municipio. A ella se suman todos aquellos entusiastas que se niegan a marcharse a casa cuando la luz ya molesta a los noctámbulos. En sus seis años de vida, tiempo suficiente para considerarla tradición, la evolución ha sido imparable. Eso sí, manteniendo una constante: su capacidad de aglutinar a los diferentes sectores del gaupaserismo.
«Ha sido una evolución alocada, no es sencillo establecerla», explica uno de sus organizadores. Como Anonymous festivos, los yihadistas no tienen nombre. Su pañuelo verde les identifica. «Éramos los clásicos gaupaseros de las fiestas que, cuando cierran, están en su mejor momento y no se quieren ir a casa», indica. Como ocurre en tantos pueblos de Euskal Herria, los bebedores diurnos sumaron fuerzas. Y nació la Yihad. «Uno sacaba la trompeta, otro un tambor, o se convencía a una txaranga. Fue entonces cuando sacamos el protocarro».
Desde entonces, la profesionalización ha ido en aumento. Y el carro se ha perfeccionado hasta tal punto que ha terminado por convertirse en una isla móvil con su palmera. «Cada año se necesita algo nuevo, una locura diferente. Aunque no hay mucho planteamiento. Simplemente, aparece un iluminado con muchas ganas de hacer algo y encuentra apoyo», explica. Así fue como nacieron los dos gigantes que, desde el año pasado, acompañan a la Yihad: Michael Jackson y Osama Bin Laden, que este año reivindica que «no estaba muerto, que estaba de gaupasa». Para el recuerdo, el legendario intento de infiltración en la concentración de gigantes que se celebraba el año pasado en la plaza del Ayuntamiento.
«Este año tratamos de volver a los orígenes, a los juegos», señala uno de los promotores. Antes de desvelar las iniciativas, una puntualización: «No somos una rave, nos gusta considerarnos como amenizadores mañaneros».
Para esta edición apuestan por retomar las actividades y los juegos de un programa que «había decaído con tanta gente». Una de las locuras que prometen es «el monstruo del lago». El objetivo: conseguir una cerveza. «Se dejarán de servir latas y se echarán a una charca, donde habrá alguien disfrazado de monstruo. Quien quiera la cerveza tendrá que sumergirse y pelear por ella», explica. La Yihad comenzó el jueves con ganas. Al final, era ya mediodía cuando se retiraron los últimos muyaidines de la gaupasa.