Las bolsas se vieron arrastradas por la confirmación del parón en la economía de Estados Unidos, tal como reconoció Ben Bernanke el día anterior al rebajar sus previsiones de crecimiento. Y es que los datos no dejan lugar a dudas -ayer las decepciones vinieron del sector de la vivienda y de las peticiones semanales de desempleo-, por lo que, en el mejor de los casos, tal como se apunta desde la propia Reserva Federal, se trataría de una depresión pasajera. El duro castigo propinado por el desencanto de las cifras macroeconómicas se unió a las dudas sobre el futuro de Grecia, que tiene cada vez más difícil sortear el impago de la deuda. La situación se agrava, además, con la exigencia inapelable de Alemania a favor de otro recorte drástico e inmediato en el modelo del bienestar griego antes de dar luz verde a los pagos comprometidos. En este contexto, los bancos cayeron sin remisión al temer la peor de las salidas, y justo cuando la fatal exposición a Grecia se va a tener en cuenta dentro de los nuevos test de esfuerzo. El Ibex se hundió un 2,77%, su mayor bajada desde noviembre, y hoy saldrá con 9.942,60 puntos. Las fuertes caídas se extendieron por Londres (-1,71%), Fráncfort (-1,77%) y París (-2,16%). En el Ibex, BBVA (-5,46%) y Santander (-4,79%) encabezaron los varapalos. Once valores encajaron pérdidas superiores al 3%, mientras que IAG (+1,58%) fue el único ganador. En París, el sector bancario recibía un severo correctivo. BNP Paribas cayó un 3,86%, Crédit Agricole, un 3,75%, y Société Générale, un 3,55%. Sólo EADS (+0,78%) escapó a la corriente bajista.