Jon Odriozola Periodista
Lumpen-burguesía
La política la hacen personas que lo mismo se entregan en cuerpo y alma al pueblo que se sirven de él como demagogos para enriquecerse y lucrarse
Anda la caverna fingiendo estar escandalizada por el uso que hará Bildu de los dineros que manejará donde ostenta la vara de mando. Cree el ladrón que todos son de su condición. Y eso que todavía el estado debe ingentes sumas de dinero a la izquierda abertzale según su propia ley cuando no era leprosa.
Me mandan un correo electrónico donde se lee que con lo que gana Rajoy en un mes una pensionista con cuatro hijos vive durante dos años y medio. O que un diputado con tan solo dos años de ejercicio ya opta a la jubilación con todos sus derechos mientras que un trabajador necesita 35 años.
Son funcionarios que han visto congelados o rebajados sus emolumentos quienes, bastante «quemaos» y sabedores de lo que ganan y trapichean realmente los «políticos», sacan a relucir sus corruptelas. Concluyen que -ahora que les tocan los perendengues- ser «político» es un chollo. Y no, como entendemos algunos, la política sin comillas: un honor y un servicio, no una profesión con pingüe nómina. De aquí que se hable, impropiamente, de «clase política» -como si fuera una clase social- cuando en realidad no son otra cosa que parásitos del pueblo, de las clases productivas, de los trabajadores. No existen «los políticos»: existe la política. La política la hacen personas que lo mismo se entregan en cuerpo y alma al pueblo que se sirven de él como demagogos para enriquecerse y lucrarse. Es decir, delincuentes (Agustín de Hipona dixit).
A un diputado o senador sólo se le retiene el 4,5% de su nómina. Zapatero carga sus gastos vacacionales a los presupuestos estatales. Bono cobra 13.800 euros al mes (en pesetas una burrada): entre sueldo y complementos 3.126 por diputado, 3.600 como complemento, 3.900 para gastos de representación y 3.200 de libre disposición. Manuel Chaves cobra al año 81.000 euros por ser ministro más una indemnización de 46.000 al año por abandonar la presidencia de Andalucía (sin hablar de enchufes familiares). Pedro Solbes, un tipo que ha vivido del erario toda su vida, tras dejar la «política» -como quien deja un hobby- en abril de 2009, se encontró como ex ministro de Economía con un retiro de 12.000 euros mensuales, así por la cara.
Luego está lo que más aparece en los medios de comunicación burgueses y no es sino el chocolate del loro pero sirve para calmar la excitación de las masas, esa fiera, esa hidra: los aviones que utilizan con cargo a las arcas del Estado, los coches de lujo oficiales, el despilfarro en regalos navideños que el Congreso gasta cada año (160.000 euros) a 11.000 cargos públicos (por cierto, ¿se sabe cuántos «políticos» hay en el Estado español?), las dietas, los enchufados, las mariscadas, los gastos en putas y en prostíbulos, que también los hay, ¿para qué seguir? Por no hablar de las mafias sindicales o el fraude fiscal.
Lo dicho: nos gobiernan quinquis, pero no seré yo el que diga que la «política» es una puta mierda. No diré yo eso de lo más noble y desinteresado que hay en esta vida.