Cuando el pasado 8 de junio se inauguraba el Museo Balenciaga de Getaria, en su organigrama todavía faltaba una pieza importante: saber quién sería el director general. Ya se había nombrado a la gerente, Sara Pagola, mientras que Miren Arzalluz, especialista e investigadora de la obra del modisto, detentaba los puestos de curator y directora de actividades.

El Patronato de la Fundación Cristóbal Balenciaga tras la reunión celebrada ayer en la localidad costera guipuzcoana dio a conocer, finalmente, el nombre elegido tras el proceso de selección. Un puesto importante debido a que una de sus principales funciones será la de fijar el plan museológico del nuevo centro. El encargado de poner en marcha este museo es Javier González de Durana (Bilbo, 1951), hasta el momento director artístico del vanguardista TEA Tenerife Espacio de las Artes.

Él será el encargado de hacer olvidar también la larga historia de desastres e irregularidades que han manchado la historia del museo. De hecho, el ex alcalde peneuvista de Getaria y ex presidente del Patronato de la Fundación, Mariano Camio, y su amigo, el arquitecto cubano Julián Argilagos, todavía tienen que responder ante los tribunales por acusaciones como, entre otras, delito continuado de administración desleal, apropiación indebida y malversación de caudales públicos.

González de Durana, doctor en Filosofía y Letras, ejerció como profesor de Historia Contemporánea en la UPV/EHU, es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando desde 1995. Fue director de la sala de exposiciones Rekalde entre 1992 y 2001 y, desde marzo de 2001 hasta mayo de 2008, director de la Fundación Artium, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo.

Sorpresas

Convertido en una de las referencias expositivas estatales por su calidad, durante su etapa Artium apostó por el arte más vanguardista, sin concesiones al populismo. Su marcha del museo alavés fue sorpresiva. Se iba para poner en marcha otro ambicioso proyecto, pero esta vez en Tenerife. Parece, a tenor de su trayectoria, que le gustan los retos, aunque su incorporación ahora a la dirección del Museo Balenciaga no concuerda excesivamente con su trayectoria.

Autor de numerosos trabajos sobre las vanguardias bilbaínas de principios del XX, es asiduo colaborador de diversos medios periodísticos. También destacan sus trabajos literarios, como la novela «El jardín de Marte» o «Relatos y arrebatos».

Ha sido miembro de la Comisión Asesora de Compras de la Colección Artística para el Museo Guggenheim de Bilbo y, de hecho, fue la «mano derecha» de Joseba Arregi en su etapa como consejero de Cultura. Fue también miembro de su Consejo de Administración, entre 1993-98. A su vez, ha participado como miembro del comité de Honor de Arco en sus ediciones 1997 a 2006, además de comisariar numerosas muestras.