Los nervios estaban a flor de piel ayer por la mañana en los alrededores del madrileño Museo del Traje. Hasta allí se habían desplazado los comités de las seis ciudades que optan a erigirse en Capital Europea de la Cultura en el año 2016. Sólo seis ciudades entre las dieciséis del Estado español que aspiraban inicialmente al privilegio. Los trece miembros del comité de selección, un jurado internacional que cubre casi todos los perfiles posibles dentro del mundo de la cultura y el arte, comenzó su labor a las nueve de la mañana recibiendo a la representación técnica y política de Burgos, para seguir después, a las 11.00, con la de la ciudad que se vislumbra como ganadora en casi todas las apuestas, Córdoba.

A esa misma hora, la oficina donostiarra para la capitalidad había convocado a los medios de comunicación para intercambiar impresiones con los integrantes de la delegación vasca allí presente para la defensa final del proyecto: además de sus cabezas pensantes, Eva Salaberría y Santi Eraso, estaban allí diversos integrantes del consistorio donostiarra, entre ellos el alcalde Juan Karlos Izagirre, acompañado de su predecesor en el cargo, Odón Elorza; el concejal de movilidad, bienestar social y cooperación, Ion Albizu, y varios representantes de los diversos partidos políticos (Eneko Goia del PNV, Ernesto Gasco del PSE y José Luis Arrue del PP). El gobierno de Lakua se vio representado por las figuras del secretario de Acción Exterior, Guillermo Echenique, y la viceconsejera de Política Lingüística, Lourdes Auzmendi. Sólo se echó en falta representación de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

Odón Elorza, invitado por Izagirre a compartir con él protagonismo en la defensa final del proyecto, se presentó ataviado con una camiseta que representaba el «Gernika» de Picasso. Interrogado sobre si había sido fácil organizar la defensa junto con el nuevo gobierno municipal, Elorza respondió que había sido «muy fácil, porque precisamente se trata de poner en evidencia un problema de convivencia. Una confrontación y un conflicto que existe en nuestra ciudad, que existe en el País Vasco y que existe en muchas ciudades europeas, por razones lingüísticas, religiosas, sociales, etcétera. Vamos a dejar patente una realidad, y es que en San Sebastián hay un problema de convivencia y que unos lo entienden de un modo diferente a otros. Eso está aquí, en el ambiente y lo tenemos que expresar ante el jurado como personas, sin aspavientos, sin escupirnos y sin pegarnos».

A las 12.30, tras la salida de la comitiva cordobesa, que se mostró muy optimista ante sus posibilidades para alzarse con la capitalidad, el grupo vasco se internó en el recinto del museo para comenzar con una puesta en escena diseñada, nuevamente, por Fernando Bernués, y que tan importante fue en la superación de la primera criba el pasado 30 de setiembre. El espectáculo, probablemente el más desenfadado entre los presentados por las seis ciudades candidatas, se ambientaba en la Bahía de la Concha y contaba con la participación directa del equipo técnico y los políticos, además de los artistas. Arrancó con la voz de la cantante de jazz Ainara Ortega y el baile de los hermanos Jon y Alain Maya sobre una contradanza del compositor hernaniarra José Olaizola. Llegaron después los breves discursos de Odón Elorza y Juan Karlos Izagirre, para dar paso a una ronda de preguntas planteada como un programa de radio, presentado por el periodista Paco Yáñez. Al final llegaron los pintxos y el txakoli, y un coro general cantando «Izarren hautsa» de Xabier Lete.

Esto es, claro está, lo que nos describieron los protagonistas, pues sólo el jurado pudo presenciar el espectáculo. Jon Maya declaró que «había sido algo muy especial, sobre todo estando acostumbrados a actuar frente al público». Considera también que «el equipo ha ido muy unido y la sensación de buen ambiente que hemos tenido en los ensayos se ha podido transmitir al jurado», algo muy importante tratándose de un proyecto que se basa en la superación de los conflictos de convivencia por medio de la cultura.

A la salida de la defensa, con más de media hora de retraso debido a una ronda de preguntas que se ha alargado, un sonriente Izagirre, tras unos instantes de acoso por parte de una periodista madrileña, transmitió la sensación de «satisfacción» y «de haberlo hecho bien» de todo el grupo. Según Santi Eraso, responsable del programa cultural de la candidatura donostiarra, la mayoría de las preguntas que les han dirigido los miembros del jurado han estado relacionadas con cuestiones técnicas sobre el proyecto. Pero, inevitablemente, han caído también preguntas sobre la nueva configuración del Ayuntamiento de Donostia, asunto sobre el que nadie ha querido pronunciarse con concreción. Izagirre sólo ha explicado que se ha hecho «hincapié en que el de San Sebastián 2016 es un proyecto apoyado y compartido por todas las fuerzas políticas representadas en el consistorio».

Todos los representantes se mostraron abiertamente optimistas sobre las posibilidades reales de Donostia para hacerse con la capitalidad cultural. No obstante, a micrófono cerrado, había serias dudas sobre cómo podría afectar a este objetivo la nueva situación política de Donostia y Gipuzkoa, además de las crisis de instituciones clave en el proyecto original como son Tabakalera y Chillida-Leku. Entre periodistas del gremio resuenan cada vez más los nombres de Las Palmas y Córdoba como grandes favoritas. La capital andaluza, además, goza de un amplísimo respaldo popular y durante la mañana de ayer alcanzó el rango de Trending Topic en Twitter. La ciudad ganadora se conocerá hoy, a las 17.00, en un acto que se celebrará en el Ministerio español de Cultura.