Dos de setiembre de 2010. Partido amistoso en Arlonagusia entre el primer equipo del Athletic y la SD Lemona. Corre el minuto 73 y el técnico rojiblanco hace un cambio: sale David López y entra por él un debutante, un chaval de nombre Iñigo Ruiz de Galarreta Etxeberria. «Es más listo que el hambre. Va a ser futbolista seguro, porque tiene unas ganas tremendas», dijo de él Joaquín Caparrós. Unos meses después, en abril, justo en la semana previa al esperado derbi contra la Real en San Mamés, el joven donostiarra es llamado para entrenar con los `mayores' ante las bajas de Iturraspe y Gurpegi; finalmente, acaba descartado en la grada.

Son dos esporádicas apariciones de este chaval que ya fue llamado a un entrenamiento bajo la mirada del técnico utrerano en 2008, con sólo 14 años. Será el único del Juvenil de División de Honor que este año dé el salto al filial de Segunda B sin pasar peaje por el Baskonia, donde el pasado curso ya jugó un partido a las órdenes de Agirreoa.

Mediocampista de perfil técnico y batallador, dicen de él que es el nuevo diamante en bruto de la cantera de Lezama, después de que Iker Muniain se haya pulido ya en Primera. Al acabar el encuentro de hace unas fechas entre Athletic y Barcelona en los cuartos de final de la Copa juvenil, el técnico culé, el ex futbolista Óscar García, alabó al joven centrocampista rojibanco. No en vano, en más de una ocasión se ha hablado del interés blaugrana por él; como se ha hablado del Liverpool o del Chelsea.

Donostiarra sólo de nacimiento -cumplirá la mayoría de edad el próximo 6 de agosto-, este eibartarra pronto entró en la órbita del Athletic para su equipo alevín. En la temporada 2004-05 Iñigo compartió vestuario con cuatro jugadores que aún siguen subiendo peldaños con él como Ager Aketxe, Guillermo Fernández, Jonas Ramalho o Erik Polanco.

Sorprendió a Irureta

Hoy por hoy, sin desmerecer a los Eguaras, Morán o Eraña, Ruiz de Galarreta es probablemente el centrocampista con más proyección y uno de los mejores que han pasado por la cantera en los últimos años. Dicen que fue el futbolista que más sorprendió a Jabo Irureta al llegar a Lezama.

Campeón estatal con la selección de Euskadi Sub-18 en febrero, ha pasado por todas las categorías inferiores de la Roja. «Sorprenderá a quien no le conoce», ha dicho de él el técnico del combinado juvenil vasco Josu Núñez. En edad de crecimiento, aseguran que lo que no deja de crecer es su fútbol.

Un pivote con visión de juego, gran manejo del balón, de pase corto, entregado en cada partido, con gol, que pide el esférico... Pero si hay un hombre que le conoce bien ése es su último entrenador en el Juvenil A, Bingen Arostegi. «Le conocí de cadete, cuando yo era segundo de Gontzal Suances, y a esa edad Iñigo era ya un jugador distinto».

El técnico de Bermeo siempre dice que no le gusta hablar de jugadores concretos, pero con Ruiz de Galarreta no esconde piropos. «Es un jugador que desde pequeño ha venido en una trayectoria buena, que de crío marcaba un nivel alto y viene con ese nivel. Tiene que mejorar, como todos, y tiene que ir quemando etapas. Ahora mismo parece que con este paso da un salto importante, que ya se ha hecho en otras ocasiones. Así que a ver el nivel qua da».

Bingen Arostegi habla de él

Arostegi no tiene inconveniente en repetir que se trata de «un chico diez, en cuanto a entrenar, a estudios, un chaval que intenta hacerlo todo con muchísima dedicación y, para mí, ésa es su mejor virtud». Una entrega que le acarrea no pocos problemas físicos. «Siempre digo de él que no sabe entrenar sin dar todo. Suele tener problemas con los gemelos por su forma de ser, siempre va de verdad, siempre va a muerte y es curiosamente una de las cosas que muchas veces hemos hablado con él, la de querer mejorar y que para eso tiene que dosificar, elegir a qué balones ir y a cuales no... no ir a todos todo el partido».

No cree que los halagos, el interés de otros equipos de primera línea mundial, el salto al filial se le suban a la cabeza. «Es un chico al que no le hacen falta consejos, un tío preparado a nivel de fútbol y como persona. Con la cabeza bien amueblada, consciente de muchas cosas».

Ahora, sólo espera que responda en estos dos, tres años antes de confirmarse como lo que todos esperan. «Veremos si es capaz de quemar la etapas con la misma calidad que ha quemado las anteriores». Por ahora, tiene todos los boletos. «Es el jugador que todo entrenador quiere tener, pero no por cómo juega, sino por cómo es, cómo vive el partido... Qué te voy a contar», concluye.